Cangas del Narcea,

Alejandro ÁLVAREZ

El ADN hallado en la bufanda que apareció junto al cadáver de Sheila Barrero, la joven degañesa asesinada en el alto de La Collada (Degaña) el 25 de enero de 2004, no coincide con el del único imputado en el caso, el joven leonés B. V. G., según su abogado defensor, Pedro González.

El sospechoso declaró anteayer en el Juzgado de primera instancia de Cangas del Narcea no ser el propietario de esa prenda ni habérsela visto puesta nunca a la víctima. El joven acudió a declarar citado por la acusación particular, que defiende los intereses de la familia de la fallecida, y prestó su testimonio durante un período de apenas diez minutos, a pesar de permanecer en el interior del Juzgado algo más de cuatro horas, siempre según la versión de su letrado.

La declaración corresponde a la fase de instrucción que se sigue para determinar si el imputado es o no el autor del homicidio de la joven, que trabajaba en un pub de Villablino.

El imputado, según ha podido saber este diario, sostiene que la noche de autos se encontraba durmiendo en su domicilio y se declara inocente, pese a lo cual permanece en libertad con cargos. Aunque se le practicó una prueba para determinar la procedencia de los restos de pólvora que se le encontraron en una mano, siempre ha declarado que días antes del suceso estuvo cazando junto a unos familiares. De momento, no se han podido hallar coincidencias probatorias al respecto.

El abogado leonés que le defiende señaló también que un agente citado a declarar anteayer reconoció la imposibilidad de encontrar conexión alguna entre el casquillo de bala que apareció en el vehículo de la víctima y su defendido y advirtió de que el ministerio fiscal asumió que una fibra hallada en la bufanda en cuestión, que coincide con las de una cazadora propiedad del sospechoso, «podría pertenecer a esa prenda y podría no pertenecer, porque en realidad no prueba nada», asegura.

Por su parte, la acusación particular sostiene todo lo contrario. Jesús Urraz, representante legal de la familia Barrero Fernández, asegura que existen suficientes indicios para «sostener la relación directa con la autoría» del imputado. Desde que los laboratorios científicos de la Guardia Civil determinaron que una fibra de la bufanda encontrada en el coche de Sheila se corresponde con una cazadora del imputado, la acusación particular exigió nuevas diligencias y pruebas periciales.

La acusación ha sustentado el cargo contra el joven en tres indicios: una prueba pericial que encontró en su mano restos de pólvora que indican que disparó un arma corta en la misma semana del homicidio; un registro en el domicilio de un familiar, donde el imputado se había quedado a solas, que descubrió varios casquillos de bala, y un tratamiento médico que empezó a seguir un mes después del crimen.

En las próximas semanas, el juez instructor del caso, Julio Juan Martínez Zahonero, deberá decidir si inicia el juicio oral o si, por el contrario, archiva la causa ante la falta de pruebas incriminatorias concluyentes, cumpliéndose así los peores presagios de los padres de la joven, Elías Barrero y Julia Fernández, quienes en señal de protesta ante esa posibilidad se encadenaron a las puertas del Juzgado cangués el pasado lunes. Anteayer, ambos anunciaron que incrementarán sus protestas si finalmente se sobresee la causa. Por su parte, el abogado de B. V. G. aseguró sentirse muy tranquilo y convencido de la inocencia de su defendido «haya o no juicio».