Cangas del Narcea,

Alejandro ÁLVAREZ

A pesar del anunciado «cambio climático», que teóricamente favorecerá la producción de uva en la zona acogida a la marca de calidad Vino de la Tierra de Cangas, el Consejo Regulador ha señalado que la «atípica» meteorología que durante este año ha acompañado no deja de ser un reflejo de lo que es una zona límite de cultivo, en la que se asienta el viñedo asturiano, y en la que, a años considerados como buenos o excelentes -baste recordar la cosecha de 2005-, le suceden años más «típicos» -que no «atípicos»- para la zona donde se hallan situados, como es el actual.

La «mala cosecha» que, según denuncian los bodegueros, se empeñan en augurar algunas personas para este año sólo puede considerarse así, afirman, desde el punto de vista de la cantidad, pero no de la calidad de la uva. «La reducción de cosecha parece un hecho claro en toda la zona vitivinícola, pero ¿se resiente su calidad? Todo indica que no».

Los responsables de la IGP reconocen que las lluvias caídas en primavera, acompañadas de granizo en algunos casos, en plena floración de las cepas, trajeron consigo una reducción del cuajado del fruto. El posterior ataque de mildiu, que secó algunos racimos, ha provocado una segunda reducción de la cosecha esperada. Pero estos agentes que han reducido la producción de fruto no han perjudicado la calidad del mismo, dado que las plantas han dispuesto de más recursos para alimentar los racimos que quedaron y el retraso que lleva la maduración del fruto (estimado en 15 o 20 días con respecto a otros años) hará que las cepas dispongan de más tiempo para criar las uvas y el aporte de sustancias nutritivas al fruto será mayor, lo que redundará en la calidad de los vinos que de ellas se extraigan.

Aun así, el viticultor prevenido ha realizado los tratamientos fitosanitarios adecuados durante el desarrollo del cultivo y máxime cuando, con un retraso de la vendimia, los tratamientos antibotriticos son esenciales. Por último, la adecuada recolección, con selección en campo a la hora de la vendimia, y la propia selección realizada en las bodegas garantizarán que la uva que entre a las mismas sea de excelente calidad.

Por todo ello, el órgano rector de los caldos cangueses vaticina que la cosecha de 2007, aunque más escasa en la zona de producción del Vino de la Tierra de Cangas, será de excelente calidad.

Las adversas condiciones meteorológicas que se han registrado en la comarca suroccidental este año y que en las últimas semanas empeoraron sustancialmente, con tormentas de granizo y pedrisco, reducirán este año la vendimia entre un 30 y un 40 por ciento con respecto a la de 2006.

Los viñedos, tal como han reconocido fuentes de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) del Vino de la Tierra de Cangas, «se encuentran bajo mínimos», cuando faltan tres semanas para que arranque la recolección. En la segunda semana de agosto, una tormenta de granizo se cebó con las plantaciones de Limés, donde se concentran los viñedos de Cangas del Narcea. «Fue terrible; a estas alturas del verano, cuando la uva está a punto de caramelo, una tormenta de piedra es mortal», comentan algunos productores.

A pesar de lo ocurrido, a los bodegueros aún les quedaba un as en la manga, ya que el resto de los municipios productores, sobre todo Ibias, donde se concentra la mayor parte de uva blanca, no se vieron afectados por el pedrisco. Algunos de ellos, como ha podido saber este diario, habían iniciado negociaciones con los productores del concejo vecino para adquirir plantaciones enteras de uva sana. Sólo fue un espejismo. A los pocos días, una nueva granizada, aun mayor que la acaecida en Cangas, arruinaba los viñedos ibienses. Algunos testigos no daban crédito a lo ocurrido. «La piedra más pequeña era del tamaño de una pelota de ping-pong. Sólo hace falta ver cómo quedaron los coches para imaginarse lo que ocurrió en las plantaciones».