La iniciativa de dotar al embalse de Arbón de unas sirenas que adviertan a la población para abandonar sus casas en una situación de emergencia parece de un alarmismo innecesario, ya que las opiniones son de gente que sabe menos que yo, mientras que a los técnicos no se les valora. Recuerdo que hace cuatro años el alcalde de Navia, Manuel Bedia, dirigió escritos al Ministerio de Medio Ambiente, al de Fomento y al delegado del Gobierno en Asturias para que se arbitrasen las medidas necesarias ante la situación a la que se podría llegar en Navia como consecuencia de los embalses de Salime, Doiras y Arbón. Bedia señalaba que en aquellos días se había podido producir un desbordamiento y que si coincidiera con una marea viva hubiese bastado para superar los 20 centímetros que faltaron para inundar los astilleros o Ence. Sin embargo, cuando aquello, nadie pareció intranquilizarse y la gente se mantuvo dormida hasta ahora, que se ve inducida por otras razones.