San Pelayo(Villayón), S. P.

Incomunicados y con muchas dificultades para poder salir de su casa. Ésta es la situación en la que se hallan Herminio Fernández y su mujer, un matrimonio octogenario de San Pelayo, en el concejo de Villayón, debido las obras del trasvase de agua desde el embalse de Arbón a los concejos de la rasa costera del occidente asturiano. El único camino de acceso a su casa, de titularidad pública y recientemente renovado, ha dejado de existir estos días para convertirse en un conjunto de grandes agujeros, montones de tierra levantada y de operarios trabajando en la instalación de grandes tuberías. El proyecto no entiende de personas ni de sentimientos y se ha llevado por delante los derechos de esta pareja. La mujer padece graves problemas de movilidad que le impiden caminar con facilidad. Ahora, el único modo de llegar a su domicilio es atravesando una empinada e irregular loma.

«Cuando empezaron con la obra, les pedí que me dejaran paso para llegar a mi casa y me encontré todo atrancado. El jueves se lo volví a pedir, pero no hicieron caso y ni tan siquiera dejaron un camino para entrar a pie. Los encargados de la obra no han dado ninguna explicación ni se han dignado hablar con nosotros. Nadie nos hace caso», explica Herminio. Sólo gracias a varios vecinos, que les ayudan a subir y a bajar por esta única vía alternativa, pueden salir de su casa. «Pero si necesitamos una ambulancia, si pasa algo, ¿cómo va a llegar?», señala el afectado.

Todos recuerdan aquí que en el proyecto original el trazado discurría bajo los jardines de una casa anexa a ese camino, pero su propietario consiguió modificarlo. «Este señor dijo que podíamos pasar por un camino interior de su propiedad, pero el jueves estuvimos esperando hasta las once de la noche y nadie de la empresa ni la Guardia Civil nos lo comunicó», asegura Herminio. Una muestra más de cómo los avances en busca de un supuesto beneficio para una mayoría conllevan siempre afectados inocentes.