Castropol,

Raquel L. MURIAS /

Sergio PÉREZ

Una patrulla de agentes de la Guardia Civil de Castropol arrestó la madrugada del pasado martes, mientras robaba en un estanco de la localidad, a un rumano de 35 años que tiene pendientes cuatro causas y una orden de expulsión. El individuo, que además tiene en su expediente más de 65 antecedentes policiales, forzó la cerradura de la puerta del estanco e intentó sustraer parte del material, pero la alarma del comercio saltó cuando el hombre, que responde a las iniciales de C. Z, entró en el local.

Fue la dueña del establecimiento, Emilia Ardura, la que dio parte a la Guardia Civil, que se presentó en menos de cinco minutos en el lugar de los hechos y procedió a la detención del ladrón. «Saltó la alarma y estábamos viendo desde casa cómo el ladrón entraba en nuestro local», explica la propietaria del estanco, ubicado en pleno centro de la villa castropolense.

Según apuntan fuentes cercanas a la investigación, el hombre, de nacionalidad rumana, viajó hasta Castropol en un coche que había sustraído el pasado día 21 de enero en la Comunidad de Madrid; además, todos los cargos que se le imputan son de delitos contra la propiedad. Los efectivos de la Guardia Civil consiguieron cazar al ladrón antes de que pudiese darse a la fuga, con lo que no pudo sustraer ningún material del estanco. En torno a las cuatro y media de la mañana, el rumano fue trasladado en el furgón de la Guardia Civil a los calabozos de la Benemérita de Luarca; y está pendiente de pasar a disposición judicial en los próximos días.

Los propietarios del estanco Ardura ya han sufrido cuatro robos en su negocio desde que regentan este local. Según cuentan, de las cuatro veces que los ladrones intentaron llevarse mercancía de su negocio sólo una los ladrones consiguieron llevar a cabo la operación, ya que, en las tres restantes, los efectivos de la Guardia Civil lograron abortar el robo.

Ayer, en Castropol, los vecinos de la localidad lamentaban que nuevamente hayan sido los estanqueros los que hayan tenido que sufrir un nuevo robo. Sin embargo, los propietarios del negocio, por el momento, no se plantean tomar ninguna medida o cambiar de local, ya que, desde que sufrieron los primeros robos, fueron ellos mismos quienes idearon un sistema de alarma que les avisa en su casa si alguien entra en el establecimiento fuera del horario establecido. El estanco dispone de una red de cámaras que detectan el movimiento dentro del establecimiento y que, a su vez, envían una señal al domicilio de los propietarios. Este sistema no falló en la madrugada del pasado martes, cuando el rumano entró para intentar hacerse con la mercancía del establecimiento.

Los propietarios del estanco Ardura comenzaron a trabajar en este establecimiento en Castropol en el año 1986 y la última vez que habían sufrido un robo fue hace cuatro años. Confían en que el susto del martes sea el último.