Hace años resultaba incomprensible encontrar a un hombre haciendo la compra. Es cierto que los tiempos han cambiado. Los matrimonios se separan con demasiada facilidad, de manera que esa situación ha hecho que las costumbres se vayan adaptando a los tiempos. Pero lo fundamental, y de lo que debemos felicitarnos, es que los sexos se han unificado y que la mujer, tras muchos años de lucha, ha logrado conquistar sus derechos e igualarse al hombre, consiguiendo con su tenacidad y sacrificio, la igualdad. Y si digo todo esto es por la sorpresa que me causa ver la gran cantidad de hombres que los domingos aguardan cola esperando a que abra sus puertas el establecimiento para comprar el pan. Esta apreciación pone en evidencia que el hombre por lo general se ha visto domesticado con los años o que ha sido educado para compartir las ventajas y desventajas de la vida en pareja. O sea, que vamos por el buen camino.