Ribadeo, T. CASCUDO

El buen entendimiento del que siempre hablan los gobiernos asturiano y gallego no tiene su aplicación práctica. Al menos si se atiende a las contradicciones entre un Ejecutivo y otro en la situación que se ha generado por la polémica nave flotante en el Eo, en el puerto ribadense de Mirasol. Si anteayer la consejera de Medio Ambiente y Desarrollo Rural del Principado, Belén Fernández, sostuvo en la Junta General del Principado que la Xunta de Galicia renunciaba al proyecto, ayer, el presidente de Puertos de Galicia, Jacinto Parga, aseguró a medios de comunicación gallegos que no tiene ninguna notificación en tal sentido y que «el trámite sigue adelante».

Tal y como explicó Parga, el malentendido reside en que la Consejera asturiana habló con su homólogo gallego en Medio Ambiente, que «no están enterados del proyecto», no en vano Puertos de Galicia depende de Política Territorial, no de Medio Ambiente.

Eso sí, tras conocerse la noticia anunciada por la titular asturiana de Medio Ambiente, las reacciones de los alcaldes de los ayuntamientos a orillas del estuario del Eo no se han hecho esperar. Los representantes políticos de Vegadeo, Castropol y Ribadeo se alegran de la noticia; eso sí, si se confirma.

Del lado asturiano, el alcalde de Castropol, el socialista José Ángel Pérez, y el teniente alcalde de Vegadeo, el también socialista Juan Santiago, abogan por aprovechar el momento para crear un órgano de gestión único para la ría. Según Pérez, es necesario para «evitar conflictos venideros». En este sentido, Santiago apunta a que «este órgano debe aprovechar la ocasión y crearse en el marco de la reserva de la biosfera».

El regidor de Castropol apunta también que ese órgano gestor del estuario debería tener representación de los gobiernos asturiano y gallego, pero también de los tres ayuntamientos con influencias directas en la ría.

Por su parte, el alcalde de Ribadeo, Fernando Suárez (BNG), matiza que la nave propuesta no es necesaria para el crecimiento de Mirasol, ya que «el puerto tiene capacidad para ampliar su carga, incrementando la frecuencia de los barcos o del material». Además, Suárez explica que el puerto ribadense «tiene otros problemas que no son lo que se haga o no esa nave. Hay que conseguir que se haga un dragado completo de todo el canal para que puedan entrar barcos de más calado».