Tapia, T. CASCUDO

El centro especial de empleo finca El Cabillón, dependiente de la Fundación Edes, colabora desde hace dos años con el Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario del Principado (Serida) en un proyecto de recuperación de semillas autóctonas para su empleo en la agricultura ecológica. Este año la finca tapiega, una de las cinco con las que colabora el Serida y la única del Occidente, ha plantado diferentes variedades de guisante y fresa, cuyos resultados ahora analiza el Serida.

El ingeniero agrónomo dependiente del Serida Guillermo García estuvo en la comarca para valorar la evolución de estos ensayos que desarrollan por toda Asturias y que este año han centrado en cebolla, fresa, judía y lechuga. Se trata de un proyecto que se inició hace cinco años y en el que estudian las variedades locales por ser las más adaptadas a las características del territorio asturiano. Esta iniciativa persigue también en un futuro solucionar los problemas que tienen los productores ecológicos para encontrar la semilla adecuada y sin tratar, válida para su tipo de explotación.

Eso sí, el trabajo del Serida concluye una vez se recuperan y catalogan las semillas. Luego toca el turno de buscar una empresa que se ocupe de su multiplicación y distribución. Algo que, confiesa el ingeniero, es la parte más difícil. En la práctica esta iniciativa sirve a explotaciones ecológicas como finca El Cabillón para descubrir qué tipo de semilla es la mejor para su terreno. Así lo explica el administrador del centro tapiego, Antonio García: «Nos interesa mucho, aunque también es cierto que da mucho trabajo. Recibes seis o siete tipos de semilla y tienes que plantarlos por separado para conocer el rendimiento de cada uno». También es cierto, dice García, que «para que el ensayo sea exhaustivo del todo, hay que repetirlo, pues cada año las condiciones meteorológicas varían».

Finca El Cabillón recibe las semillas, las planta y luego hace el trabajo de campo de recoger los datos referidos a cantidades y fechas de recolección. El experimento con los guisantes ya ha concluido y ya han enviado al Serida los resultados. Sólo envían los datos; el producto se queda en las fincas y se comercializa si reúne los requisitos de calidad exigibles. Ahora toca el turno de la fresa. Explica Antonio García que es el segundo año que colaboran con la fresa y el primero que prueban con los guisantes.

El experto del Serida también se extraña por la escasez de fincas dedicadas a la agricultura ecológica en el Occidente. Y más, añade, «por la cantidad de terrenos mecanizables y con buenos suelos que posee».