Castropol,

R. L. MURIAS

El concejo de Castropol, en el occidente de Asturias, dispone de uno de los conjuntos culturales e históricos más amplios de la región. Esta riqueza patrimonial, sumada a su emplazamiento natural sobre la ría del Eo, hacen del concejo uno de los lugares más hermosos del Principado, en donde confluyen naturaleza e historia. Tal es así que la propia villa ha sido declarada bien de interés turístico cultural.

Pero de entre todo el patrimonio que posee este concejo hay dos palacios que siempre han sobresalido por su belleza: el palacio de Trenor, ubicado en Figueras, y el palacio de las cuatro torres de Donlebún, en Barres.

Son estas dos edificaciones propiedad de la misma familia, los Pardo-Donlebún, que ahora han decidido vender parte de sus propiedades: el palacio de Trenor o palacio de los condes de Donlebún, ubicado en una finca de cuatro mil metros cuadrados. Este palacio se levantó a partir de una torre central que es la parte más antigua y que fue construida en el siglo XVI.

La torre cuenta con una figura de un guerrero de enorme belleza y que destaca sobre la piedra, y además alberga dos cañones. El palacio de Trenor fue sometido desde su construcción a varias reformas para la mejora de su estructura; estas rehabilitaciones se llevaron a cabo entre los siglos XVII y XIX. Desde la torre central parten dos alas laterales sobre las que se levantan varias almenas.

La fachada principal, desde la que se divisa la ría del Eo, es de estilo neomedieval de influencia francesa, y la posterior, que limita con la avenida de los Trenor, cuenta con varias torres de planta circular que disponen de una altura de cuatro pisos y varios balcones. Además, el edificio tiene también una tapia y un portal que fueron añadidos a la edificación en el año 1931. El palacio de Trenor es propiedad de los seis hijos de José Trenor, que falleció en Figueras en marzo de 2007.

José Trenor nació en Valencia en el año 1920 y pasó la mitad de su vida dedicado a los cactus, que cultivaba en los jardines del palacio de las cuatro Torres de Donlebún, en Barres. Era el jardín de Trenor una mezcla entre el amor a la jardinería y a la botánica: miles de cactus hacinados en un extenso vergel, que siempre destacó por su originalidad, con largas series de especies raras y diferentes, macetas, tubos fluorescentes y una especie de laboratorio que eran para Trenor su particular escenario para vivir feliz.

El palacio de las cuatro Torres de Donlebún se ubica en la localidad de Barres, muy cerca del palacio de Trenor. Este palacio se eleva sobre un patio en forma de «u» en el que se encuentra la colección de cactus de Trenor. El palacio fue construido en varias fases, la más antigua data del siglo XVI y es la torre noroccidental; la más reciente, de principios del siglo XVIII, es la torre ubicada en la zona sureste del palacete. Al igual que el palacio de Trenor, esta edificación también ha sido declarada bien de interés cultural.

Estos dos edificios siempre han sido motivo de orgullo para el pueblo castropolense, pero su avanzado estado de deterioro hizo temer por la integridad de las edificaciones. Tal es así que hace dos años el consejo de Patrimonio Cultural de Asturias acordó la indicación tanto al Ayuntamiento como a la propiedad de que se realizasen las gestiones oportunas para la rehabilitación del edificio, más cuando se trata de un bien declarado de interés cultural sobre el que la ley es muy explícita y obliga al propietario a mantener el edificio en condiciones de «seguridad, salubridad y ornato público».

Esta semana LA NUEVA ESPAÑA daba la noticia de la venta del palacio de Trenor, en la localidad de Figueras. La noticia ha sido recibida como una esperanza para poner en valor este edificio de enorme belleza arquitectónica y que ahora puede recuperarse. Lo que se desconoce es de qué manera, ya que la empresa que ha adquirido los derechos -Paisajes de Asturias, S. L.- aún no hecho públicas sus intenciones.

Unos apuntan a que el palacio de Trenor podría convertirse en un centro turístico de referencia como hotel o parador. Sin embargo, otros prefieren que el palacio abra sus puertas como museo público.