Jarrio (Coaña),

Nuria M . REYERO

El Hospital de Jarrio, cabecera del área sanitaria I, ha puesto en marcha una consulta de evaluación geriátrica para atender a los ancianos mayores de 65 años, un servicio pionero en el Principado que permitirá un cuidado más profesional de este colectivo, especialmente en una zona con altos índices de envejecimiento en la población.

El geriatra Eduardo Delgado Parada es el responsable de esta iniciativa en el centro coañés, única en la comarca y, hasta la fecha, restringida en aquellos hospitales de crónicos. Y es que tan sólo los centros hospitalarios de las grandes ciudades, como es el caso del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, disfrutan de este tipo de consulta, destinada a evaluar el estado de los mayores y, en su caso, a establecer el tratamiento más adecuado para sus enfermedades. De hecho, en Asturias, sólo el Hospital Monte Naranco dispone de una consulta externa de geriatría, «pero la dinámica de la actividad es diferente a la que hacemos aquí», afirma Delgado, para quien el servicio «permite identificar en el contexto del modelo de atención sanitaria a los ancianos con un perfil geriátrico».

En el caso del Hospital de Jarrio, esta consulta de evaluación geriátrica, implantada desde el pasado mes de octubre, funciona como una derivación del médico de atención primaria, actuación con la que se permiten evitar los desplazamientos del paciente al centro sanitario, «sobre todo en una zona tan dispersa como esta».

El proceso se basa así en la visita de Delgado a los diferentes centros de salud que componen el área para conocer, de manera personal, el estado de los pacientes. «Lo que hago es seleccionar a aquellos ancianos que, por su estado, requieren más esa valoración», señala. Y es que no todos pasan a convertirse en usuarios de este servicio: sólo las personas mayores de 65 años, con mucha medicación y diversas patologías, conforman el perfil prototipo de los pacientes de la consulta. «La edad no justifica enfermedad ni dependencia, por lo que lo más importante es detectar qué cambios, si los hay, pudo haber en la independencia de una persona», comenta el facultativo.

Para ello, se realizan una serie de pruebas al paciente que constan, entre otras, de entrevistas personales y de ejercicios de dominio mental, sensorial y afectivo. «Se trata de realizar un registro de las enfermedades que tiene, qué fármacos usa, hacer una valoración social y mental y saber qué repercusión puede tener todo eso en su manejo del día a día», afirma. A continuación, el geriatra mantiene un encuentro con el médico de primaria correspondiente para tratar el seguimiento del paciente, «evitando con ello las revisiones presenciales innecesarias».

Para ello, el facultativo acude a los centros de salud grandes -Trevías, Tapia, Luarca, Navia y Vegadeo- con una cadencia quincenal, mientras que, en los sitios más pequeños, la frecuencia de visitas es mensual o, en algunos casos, cada 45 días.