Cangas del Narcea,

Pepe RODRÍGUEZ

María Felisa Fontaniella Cerezo se jubila. Después de 39 años dedicados a la enseñanza, la que fue directora del colegio Maestro Casanova de Cangas del Narcea desde septiembre de 1983 hasta junio de 2008 despide una trayectoria docente que ha marcado a numerosos cangueses de varias generaciones.

Es difícil encontrar a una persona que suscite elogios tan unánimes al desempeño de su profesión y que sea tan respetada por todos: desde sus compañeros, quienes la eligieron directora por unanimidad en todos los mandatos, hasta los padres, pasando por los alumnos. La sociedad canguesa es consciente y aprecia lo mucho que Doña Felisa, como todo el mundo la conoce, ha aportado a la educación de sus alumnos.

Felisa Fontaniella comenzó su carrera en la educación pública en el Instituto, donde permaneció cinco años. Luego estuvo cuatro años en el colegio Alejandro Casona para niñas y en el colegio de Adralés, hasta llegar al colegio Maestro Casanova, donde desarrolló el grueso de sus 39 años de docencia.

De momento, no nota mucho el cambio en su vida. «Estamos como de vacaciones, por lo que aún no sé cuánto lo notaré, pero supongo que será bastante». Para ella, lo mejor de todos sus años al frente del colegio fue «estar con los alumnos y conocer a sus familias, a sus padres. Lo que aprendes de ellos, lo que te dan, aquello que puedes hacer con ellos y por ellos, verles crecer, en definitiva lo que eres capaz de transmitir y de comprender». Prefiere no recordar los momentos malos, «que los ha habido, claro, pero no se quedan dentro como los buenos momentos, todos esos momentos con las familias y el trabajo conjunto en la educación de los críos».

Durante este tiempo, Doña Felisa ha sido testigo de un montón de cambios académicos, de distintas leyes de diferentes gobiernos, y también ha tenido que avanzar al tiempo que la sociedad española. «Ha habido cambios de todo tipo. Aplicar las nuevas leyes siempre ha sido complicado y tratar de innovar, una obligación. Había que adaptarse y, además, había que hacerlo con proyectos que supusieran una educación cada vez mejor», comenta.

En su opinión, esos cambios constantes han hecho que los niños hayan sido diferentes de una época a otra. «Por supuesto, ha habido mejoras, como el uso de la tecnologia; algo que parecía impensable cinco años atrás acababa siendo realidad. Pero también se ha perdido algo de autonomía en el alumnado; ahora tienen acceso a mucha más información, pero se procesa de forma diferente y son menos independientes en todos los aspectos. No digo que sea malo, sólo diferente», razona. En ese sentido, cree que «los padres, la sociedad en general, ahora es más protectora que antes y eso ha hecho que las clases, aunque menos numerosas, requieran un esfuerzo quizás mayor».

Doña Felisa evoca a todos sus compañeros, porque «sería imposible que yo hubiese logrado nada de no ser por ellos, por su esfuerzo, por su apoyo, por su trabajo. Realmente he estado rodeada de gente extraordinaria que ha hecho todo lo posible por tener un gran colegio, por una gran educación», afirma.

La sempiterna directora del Maestro Casanova, visiblemente emocionada, concluye que «he tenido la inmensa suerte de trabajar en lo que más me gusta» y, como cabe suponer en una persona de su inquietud intelectual, se despide charlando sobre sus proyectos de futuro y sobre las cosas que quiere seguir aprendiendo.