Parece ser, por fortuna, que el cierre de Albo en Candás no afectará en nada a la fábrica de Tapia, que se ha decantado hacia los platos de la cocina regional y de esta forma ha conseguido subsistir sin necesidad de ser absorbida por otras conserveras, como, seguramente, hubiera ocurrido de seguir en esa actividad. Creo que es un buen objetivo para la villa tapiega comprobar cómo su empresa más importante durante más de setenta años continuará abierta y fabricando sus veinte mil raciones diarias para comercializarlas en muchas partes del mundo. Por otro lado, se trata del principal foco de creación de empleo para Tapia, especialmente en lo que se refiere a empleo femenino, habiendo pasado por ella cientos de mujeres que lograron una jubilación. Puede decirse sin ningún género de dudas que la fábrica asentada en Tapia ha sido durante años el mejor y mayor foco de empleo familiar y humano. Por eso resulta satisfactorio saber que la fábrica se va a sostener sin temor.