Figueras (Castropol),

T. CASCUDO

Los figueirenses saldaron el sábado la deuda pendiente con su vecino, el padre Mario Casariego. Casi un centenar de personas se dio cita en la iglesia parroquial de la villa para celebrar el centenario del nacimiento de quien llegó a ser la máxima autoridad eclesiástica de Centroamérica. Fue el acto central de un programa de actividades que se cerrará el próximo 6 de agosto con la clausura de la exposición sobre su vida y obra.

El alcalde castropolense, José Ángel Pérez, aprovechó la ocasión para anunciar que el Ayuntamiento editará los materiales sobre la vida del cardenal Casariego. «Disponemos de un dossier importante de aportaciones tanto de gente de Guatemala y El Salvador como de España y con todos los materiales se hará una edición», explicó el regidor.

Pérez asegura que, por un lado, se preparará un libro compendio de la trayectoria de Casariego y, paralelamente, se digitalizará todo el grueso del material recuperado para que permanezca a disposición de vecinos e investigadores en la Biblioteca de Figueras. Estos documentos servirán para realzar la figura de «un figueirense que traspasó fronteras», en palabras del Alcalde.

El portavoz de la comisión organizadora, Fernando García, explicó que la organización del centenario ha servido también para establecer una red de contactos a uno y otro lados del Atlántico que permitirán «realizar un análisis más exhaustivo de un personaje de talla universal, imprescindible en la historia de la Iglesia y de Centroamérica».

Al acto central del homenaje acudió el obispo auxiliar de Oviedo, Raúl Berzosa, que ofició la homilía en recuerdo del padre Mario. Berzosa destacó la procedencia humilde del cardenal y dijo que «fue una persona muy eclesial, coherente y recia, de una pieza, un hombre que supo equilibrar la tradición con la novedad y, finalmente, como se ha puesto de relieve, una persona de una gran humanidad, por lo que debemos estar orgullosos». Según el obispo ovetense, el homenaje sirve «para resaltar la importancia de lo nuestro».

Tras la misa se leyeron algunas cartas recibidas por miembros de la jerarquía eclesiástica tanto de España como de Centroamérica, donde Mario Casariego desarrolló su andadura profesional. Una de las más emotivas fue la carta del arzobispo metropolitano de Guatemala, quien aseguró que Casariego fue «un hombre de gran talento y no pocas cualidades» y puntualizó también que «le tocó dirigir la archidiócesis en tiempos difíciles». Todas las cartas recibidas destacan el papel jugado por el padre Mario, como siempre le han conocido los figueirenses, ya que fue el primer cardenal de Centroamérica y el único hasta su fallecimiento, en 1983.

En el acto también participaron representantes de la Embajada de El Salvador, representantes de la congregación Somanca, a la que perteneció el cardenal, y el viceconsejero de Promoción Cultural y Política Lingüística, Jorge Fernández León. Este último dijo que «la historia del cardenal es la de una persona que por su singularidad añade mucho a la memoria de esta villa». Según Fernández León, este reconocimiento servirá para «permitir un mayor conocimiento de la historia, las convicciones y aquello que hizo grande a Mario Casariego».

Tras los discursos se descubrió una placa a las puertas de la iglesia de Figueras y justo al lado de la vivienda donde nació y pasó su infancia el cardenal, el 13 de febrero de 1909.