Vegadeo,

T. CASCUDO

Las declaraciones del recién nombrado presidente de la Real Academia Galega, Xosé Luis Méndez Ferrín, sobre el gallego-asturiano y su petición para oficializar el gallego en el Navia-Eo siguen generando malestar en el territorio más occidental de Asturias. El último en salir al paso de sus declaraciones ha sido el catedrático y académico de la Llingua Asturiana para el Navia-Eo, José Antonio Fernández Vior, quien ha acusado a Galicia de «usar el Navia-Eo como cortina de humo cuando tienen problemas lingüísticos en su propio territorio».

Para Vior, las injerencias desde Galicia en este territorio son periódicas y atienden a determinados momentos y periodos: «Es una apreciación, pero en verano nunca sale nada de esto, sale en invierno, que igual la gente está más aburrida o cuando tienen ellos algún problema». Se refiere el catedrático veigueño en su última afirmación a los problemas registrados en Galicia con la implantación por parte de Alberto Núñez Feijoo del conocido como decreto del gallego, que frena su uso en las aulas.

Ante la petición de Ferrín de hacer oficial el gallego en el Occidente, Fernández Vior es claro: «Si tú normalizas es porque pierdes parte de lo tuyo en virtud de lo que sientes. Los de Ribadeo se sienten gallegos y al normalizar están dispuestos a perder en aras de ese sentimiento, pero como aquí no nos sentimos gallegos no queremos perder esos rasgos». Vior dice que las zonas de transición son siempre difíciles de definir y que «aunque lingüísticamente se pueda hablar de un continuo, los cortes los hacen los políticos».

Explica Vior que a lo que se habla en el Navia-Eo se le puede llamar como se quiera, pero se pregunta «en aras de qué habría que normalizarlo con el gallego. No tengo nada contra ellos pero no me siento gallego». Cuenta el académico que en Galicia también había un continuo con la lengua portuguesa hasta que hubo una separación administrativa y después eclesiástica.

El representante del Navia-Eo en la Academia de la Llingua dice que estos problemas se acabarían si se diese al gallego-asturiano «un estatuto de autonomía lingüística, cierta identidad que al gobierno asturiano le cuesta conceder. Hace falta una defensa clara de la lengua desde las autoridades políticas».

Para Vior también existe un problema dentro de los propios habitantes de la comarca eonaviega, que «tienen cariño por la fala pero les parece también que su defensa no es un dato tan importante porque hay problemas tan importantes o más». Este aspecto, continúa, es claro en la educación: «La escolarización de cualquier lengua minoritaria tiene siempre el problema de rechazo porque a la gente le parece que estudiar la lengua le quita de aprender otras cosas. Es muy típico que la gente diga aquello de que es mejor que se estudie inglés, pese a que no veo que hablemos mejor inglés los de aquí que los catalanes o los gallegos que tienen lengua oficial».

Quien también ha hablado es el académico de honor del Navia-Eo, el escritor Manuel García-Galano, quien apela a los sentimientos. «Un señor del puente de Porto para Asturias habla igual que uno del puente de Porto hacia Galicia pero aunque la distancia es pequeña los del puente hacia acá se sienten asturianos. Es una cosa de sentimientos y eso tiene mucho poder». También explica el considerado maestro de la escritura en gallego-asturiano que «este problema nunca existió hasta ahora porque las fronteras administrativas se pusieron después que la fala». Galano, que está a punto de cumplir 88 años, dice que deja las normas a los lingüistas y recalca que «lo que más fuerza tiene es el sentimiento, la costumbre de toda la vida y aquí no queremos que se nos cambie».

Así las cosas en el Occidente todo el mundo parece tener claro que el gallego-asturiano o fala es una lengua más de Asturias en boca de hablantes que se consideran y son asturianos.