Boal, A. M. S.

La protesta por la supresión del Bachillerato en el instituto «Carlos Bousoño» de Boal volvió a reunir por segundo día consecutivo a casi un centenar de personas a las puertas de la Casa Consistorial boalesa. La asociación de madres y padres del centro suma ya 900 firmas de apoyo a la continuidad del ciclo y desde ayer, y como nueva medida de protesta, repartió crespones negros entre la población, «que simbolizan la muerte del pueblo», indicó la portavoz del colectivo, Arantxa Trelles.

Al grito de «¡Bachiller!» los concentrados insistieron en la necesidad de mantener esta enseñanza para evitar que la comarca «se quede sin los servicios básicos», y que los escolares tengan que matricularse en el instituto de Navia, al que está adscrito el centro boalés. Según indicó Trelles, las protestas se irán radicalizando si la Consejería de Educación no da marcha atrás en su decisión. En caso de que no haya un acuerdo en la reunión que prevén tener mañana con el titular del departamento, José Luis Iglesias Riopedre, darán inicio los encierros en las aulas.

No es la primera vez que Educación plantea suprimir el Bachillerato en Boal, algo que ya intentó en 1998 y que finalmente no llevó a cabo por la fuerte contestación de los concejos de Boal e Illano.