Boal / Illano

Boal está de enhorabuena porque esta semana el pueblo ha conseguido el compromiso del consejero de Educación, José Luis Iglesias Riopedre (PSOE), de mantener las enseñanzas de Bachillerato mientras haya una matrícula mínima de cuatro niños por grupo. No ha sido esta la primera vez que el pueblo boalés ha salido a la calle para luchar por mantener el Bachillerato en el concejo. Ya pasó otra vez, concretamente, en 1998.

Muchos de los padres y alumnos que estuvieron en aquella lucha repitieron detrás de las pancartas esta semana. Aunque el resultado de las dos movilizaciones ha sido el mismo, porque el pueblo ganó la pugna a la Administración en ambas ocasiones, las cosas han cambiado en estos 12 años, al igual que las circunstancias.

En 1998, el entonces director provincial del Ministerio de Educación, Emilio Rodríguez (PP), se trasladó hasta el Ayuntamiento boalés (también gobernado por el PP) para comunicar que el concejo, que llevaba más de medio siglo impartiendo el Bachillerato, se quedaba sin él. Por aquel tiempo eran 144 los alumnos los que cursaban estas enseñanzas en Boal.

Emilio Rodríguez llegó a Boal el 12 de mayo de 1998 con una carpeta bajo el brazo e informó a la corporación municipal del recorte, al tiempo que pedía a los padres que «reflexionasen». Aquel día, Rodríguez Cueva se quedó sin probar la buena cocina boalesa, ya que la mesa que tenía reservada en la fonda La Paca, una de las casas de comidas más afamadas de la zona, se quedó vacía. El ahora diputado del PP por el Occidente tuvo que marcharse del pueblo escoltado por la Guardia Civil y abucheado por todos los vecinos, quienes, al día siguiente, se manifestaron en Oviedo hasta conseguir reunirse con él. Los padres habían reflexionado lo suficiente y sabían lo que pedían: que se mantuviese el Bachillerato en el concejo, adonde también acuden a recibir clases los niños del vecino concejo de Illano.

Después vinieron los encierros en el centro escolar y la lucha no se abandonó ni un minuto hasta que, finalmente, en los despachos se decidió que Boal seguiría teniendo los estudios de Bachiller.

Con el paso de los años el concejo ha ido perdiendo población y la semana pasada era el ahora consejero de Educación, en este caso del PSOE, el que, mediante un fax y a escasos días de cerrarse el plazo de matrícula para el próximo curso, avisaba a los boaleses de lo mismo que Emilio Rodríguez les comunicó en su día: el concejo no tendría más Bachiller. Lo que el PP había hecho años atrás, ahora lo «copiaba» el PSOE. Pero lo que no cambió, más allá de las posturas políticas, fue la lucha del pueblo, o de los pueblos, porque todo el Occidente se volcó mostrando su apoyo a Boal y a Illano sin fisuras.

La Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA), los alumnos y ex alumnos, los profesores, todos volvieron a desempolvar sus pancartas. Algunos todavía conservaban las de 1998. La guerra se empezaba de nuevo, esta vez con el apoyo de toda la corporación municipal y de todos los grupos políticos. PSOE, IU y PP decidieron hacer frente común por la causa e incluso Emilio Rodríguez se desplazó a Boal para mostrar a los vecinos su apoyo y su comprensión.

Riopedre, quien había concertado una reunión en la sede de la Consejería, en Oviedo, para tratar el tema, a petición de los alcaldes y de los padres, adelantó la cita que, prevista para ayer, se celebró el lunes. El Consejero de Educación escuchó a Jose Antonio Barrientos, regidor de Boal (PSOE), y al alcalde de Illano, el también socialista Leandro López, y, aunque prefirió no dictar sentencia en el momento, les aseguró que al día siguiente, antes de las doce de la mañana, tendría respuesta oficial y firme sobre el futuro del Bachiller en Boal. El comunicado llegó y, en el papel, Riopedre aseguraba que el Instituto boalés seguiría abierto siempre y cuando se contase con cuatro alumnos para cada grupo. Aún así, los padres quisieron, esta vez, amarrar más fuerte y, ayer, una representación de la asociación de padres y los alcaldes de Boal e Illano se reunieron, en segunda vuelta, con Iglesias Riopedre para no dejar ningún fleco suelto.

A la salida del encuentro, los padres mostraban su satisfacción por el compromiso de Riopedre, quien hará una excepción con Boal permitiendo que el Instituto se rija por los criterios generales de las escuelas rurales, con lo que, al menos en los próximos seis cursos, seguirá habiendo Bachiller en Boal.

Ahora, una vez ganada la segunda batalla, a estos dos concejos del Navia interior les queda la que será, probablemente, la guerra más difícil de ganar: garantizar el índice de natalidad y las cuatro matrículas en los años venideros en dos concejos que siguen esperando por un polígono industrial, una mejora de sus comunicaciones y una oportunidad para el «desarrollo rural».