Tapia de Casariego,

T. CASCUDO

«¿Qué te parece la piscina?». Fue, casi con seguridad, la pregunta más repetida ayer en Tapia. Y es que son muchos años escuchando los planes del gobierno municipal para convertir la vieja y ruinosa cetárea en un lugar para el baño, motivo por el cual, ayer, la visita a este nuevo equipamiento era casi obligada para los tapiegos. En general, la piscina gusta, y mucho. Tal como explicaba una vecina a pie de obra, «para empezar, está infinitamente mejor a como estaba antes».

Desde luego, Tapia ha ganado con el cambio. Se ha pasado de una zona en ruinas, donde se adivinaban una vieja caseta y unas escaleras semi derruidas, a un moderno equipamiento que conserva, en esencia, la estructura de la cetárea. La piscina, que tiene un sistema para regular el nivel del agua, es amplia y dispone, además, de unas duchas para eliminar el salitre. La zona acondicionada para tomar el sol, así como los accesos, están recubiertos de madera, lo que la convierte en un espacio muy confortable. Por cierto, que la madera, como explicó el secretario general del Mar, Juan Carlos Martín, está certificada, ya que fue talada de forma sostenible y cumpliendo todos los requerimientos.

Pese a que la piscina no estará operativa hasta que se inaugure la temporada de baños, el próximo 15 de junio, son muchos los que ansían quieren conocerla y estrenarla. El alcalde, Gervasio Acevedo, explicó que la piscina estará controlada por un socorrista y tendrá los mismos horarios que los que fija el servicio de Salvamento para las playas: de doce a siete de la tarde. El resto del tiempo, el uso de la piscina será responsabilidad de los bañistas.

Pero la obra no sólo despierta el interés de los tapiegos, sino también el de los vecinos de concejos limítrofes. No se puede olvidar que es el primer equipamiento de este tipo que se abre en el Occidente y el segundo de toda Asturias. Telva Núñez se acercó ayer desde Vegadeo para conocerlo y sus impresiones no pudieron ser mejores: «La verdad es que está muy guapa». La piscina viene a completar el paseo entre el puerto y la zona de playas, ya que era el único espacio sin acondicionar en esta ruta, muy frecuentada por turistas y tapiegos.

«Lo veo un poco pendiente, pero, en general, está muy bonito y, de pasar de lo que había, todo abandonado, a esto, pues es un cambio importante. Tapia está quedando muy bonita», decía Blanca Martínez.

Precisamente. el tema de los accesos es uno de los aspectos más criticados. Primero porque la bajada está conformada por una rampa excesivamente pendiente, en la que los vecinos temen resbalones, especialmente cuando la madera se moje, bien por la lluvia, bien por el propio tránsito de bañistas. Por eso algunos ya se atreven a sugerir la necesidad de colocar una barandilla, especialmente para el acceso de personas mayores.

Otra de las críticas es la de las barreras arquitectónicas. A pesar de tratarse de una obra nueva, que financió íntegramente el Ministerio de Medio Ambiente con cargo al Plan E, el equipamiento no prevé acceso para personas con discapacidad. Cuando se acaba la rampa, hay dos series diferentes de escaleras que impiden el paso a las sillas de ruedas. El tapiego Andrés García, que se mueve en una de ellas, lamentó esta circunstancia en pleno siglo XXI y aseguró que pondrá una queja. «Mi silla todavía tiene un motor y la zona de rampa la puedo bajar, pero para las sillas normales es imposible», precisó.