San Antolín de Ibias,

Pepe RODRÍGUEZ

Cuando los profesores de Asturias consiguen su plaza y se enfrentan al concurso de destino, rara vez seleccionan un sitio como Ibias entre sus preferidos. Pasa con todos los núcleos rurales. Y ello es debido, sobre todo, a la lejanía, las malas comunicaciones y la falta de servicios frente a las ciudades.

En el colegio Aurelio Menéndez, en San Antolín, como en tantos otros centros, admiten esta situación. Pero no están por la labor de quedarse de brazos cruzados y están dispuestos a que los docentes se sientan cómodos en su puesto. El actual equipo directivo, encabezado por la directora Visitación Blanco, ha convertido el aislamiento de Ibias en un acicate para generar un ambiente colectivo de trabajo que hace que los profesores de su claustro ofrezcan más de lo que se les pide.

La especialización del colegio en lenguas y comunicaciones se hizo desde el pensamiento de que las zonas rurales necesitan, más que nadie, todo el apoyo necesario para comunicarse con el resto del mundo, algo que las nuevas tecnologías permiten. Esto hace que resulte muy atractivo, para cualquier joven profesor, el trabajar en terrenos que dominan a la perfección. Y, por supuesto, se suma el hecho de que en un sitio como Ibias, el colegio se convierte en el foco cultural principal del concejo.

El resultado de estos esfuerzos es que los maestros se implican completamente en la vida de la villa. No sólo de sus alumnos, sino también de sus padres y de todos los habitantes del concejo. Las iniciativas culturales han de hacerse desde el ingenio, y el personal del centro no duda en dedicar muchas, muchas horas de su tiempo de ocio, sin ninguna remuneración, para sacar adelante iniciativas como la reciente Fiesta de la Lenguas.

Visitación Blanco explica : «La distancia es clave, resulta complicado conciliar la vida que se tiene en la ciudad con los destinos lejanos. Pero lo bueno de esta comunidad educativa es que no venimos sólo a enseñar, también venimos a aprender. Debido a las instalaciones que tenemos, que son magníficas, al bajo número de alumnos por aula, a la educación que tienen los mismos, a la implicación de todos los profesionales... Digamos que existe una oportunidad única para poder llevar a cabo proyectos educativos en los que creemos. Es una oportunidad que la gente con verdadera vocación educativa sabe aprovechar y la disfruta mucho. Se crean lazos no sólo profesionales, sino también personales, pues es lo que se deriva de esta forma de trabajar».

Pepe García es jefe de estudios de Secundaria. «Llegue aquí como caído del cielo, sin buscarlo, nunca hubiese pensado en este destino. Sin embargo, me encontré con una calidad laboral y una calidad de vida espectacular. Se convirtió en algo buscado al final», cuenta. Enfatiza que «el profesor de raza, el que lo lleva en la sangre, entiende y valora lo que ve aquí, y no puede por menos que echar horas y horas, que sabe que no van a ser remuneradas, pero la implicación con la comunidad, con los críos y sus padres lleva a darlo todo, porque los profesores son el motor cultural de la zona y eso es una gran responsabilidad para con esta gente, nuestra gente».

Luis Suárez ha sido el coordinador de la reciente Fiesta de las Lenguas. «Yo he vivido 10 años en Bruselas, la que se conoce como la capital de Europa, y estoy en Ibias encantado. Porque estás en lugares y ambientes tan entrañables, tan pegados al campo, al terreno, que es un verdadero placer», relata. Para Suárez, una de las cosas que más importa a la hora de llevar a cabo estos proyectos es el ambiente de trabajo. Recuerda que «la implicación de todo el personal, docente y no docente, es extraordinaria, y es ese ambiente el que empuja a seguir apostando por proyectos educativos novedosos».