Vegadeo, A. M. SERRANO

No existe mayor gesto de solidaridad que aquél que devuelve una vida que amenazaba con apagarse. Esta idea quedó ayer esculpida en los alumnos del Instituto de Educación Secundaria «Elisa y Luis Villamil» de Vegadeo que participaron en una mesa redonda protagonizada por cuatro médicos asturianos relacionados con los ámbitos de la donación y el trasplante de órganos.

Organizado por el Departamento de Lengua Castellana, el segundo Foro Comunicación y Escuela abordó las claves de uno de los grandes avances de la medicina del último medio siglo. Pero los trasplantes de órganos van mucho más allá del terreno científico. Y es que, en última instancia, sólo son posibles si alguien decide ejercitar la generosidad.

«Sin donantes no hay trasplantes», sentenció José María Valle Castro, autor, en 1998, del primer trasplante de corazón llevado a cabo en el Principado y ahora jubilado de la sanidad pública después de varios años al frente del servicio de cirugía cardíaca del Hospital Central de Asturias.

El coloquio fue moderado por el periodista de LA NUEVA ESPAÑA Pablo Álvarez. En la mesa redonda participaron, además del doctor Valle, el urólogo Miguel Hevia; Fernando San Román, director técnico del Centro Comunitario de Sangre y Tejidos de Asturias; y Agustín Hidalgo, catedrático de Farmacología de la Universidad de Oviedo que, años atrás, requirió un trasplante de corazón.

«Asturias es una de las comunidades autónomas con más donantes», afirmó uno de los alumnos del centro al inicio del encuentro, haciendo gala de los conocimientos adquiridos en las sesiones de preparación del coloquio. Los estudiantes, de cuarto cuarto de la ESO, realizaron varias preguntas referidas a la edad mínima para donar sangre, las posibilidades de cesión de órganos entre personas vivas o los criterios para considerar que una persona está muerta y en disposición de que se le extraigan aquellos órganos y tejidos que puedan ser útiles a otros.

Los médicos resumieron el desarrollo histórico de los trasplantes y proyectaron algunas imágenes explicativas. «Si no os gustan, podemos cambiarlas», advirtió Miguel Hevia, consciente de la crudeza de algunas escenas. Muchos alumnos observaron por primera vez un riñón. Finalmente, desde la bancada del público se «pudo» con ello.

El doctor Hevia indicó que ya son un diez por ciento los trasplantes renales en los que se implanta un riñón de un donante vivo, una modalidad que «tiene muchas ventajas», va en aumento y, según las estadísticas, «no causa ningún perjuicio al donante».

Fernando San Román explicó el proceso de donación y procesamiento de la sangre que luego es enviada a los hospitales para que sea posible efectuar tratamientos y operaciones, entre ellas los trasplantes. El año pasado se recogió en Asturias una cifra record, algo más de 43.000 bolsas, suficientes para hacer frente a una demanda que crece. El hematólogo hizo hincapié en que, pese a que se lleva hablando desde hace décadas de la posibilidad de obtener sangre artificial, «hasta el momento sólo hay una fuente de sangre: el donante».

Agustín Hidalgo se refirió a sus compañeros de mesa como «fabricantes de quimeras» y puso de relieve el papel de su especialidad, la farmacología, a la hora de combatir el rechazo que genera la implantación de un órgano en un cuerpo que no es el suyo. Una reacción que obedece a que «tenemos la manía de la individualidad», ironizó el catedrático.

Pasado mañana, lunes, intervendrá en el Foro el entrenador de fútbol Javier Irureta, actual director de la Escuela de Fútbol de Lezama, del Athletic de Bilbao.