Navia

Juan Ignacio Martínez Villamil siente algo especial por la ría de Navia. Éste escenario de su paseos en bote y de su querido Descenso a Nado y de la Copa Asturias de Larga Distancia, dos pruebas deportivas en la que lleva implicado, como vicepresidente ahora y como miembro antes de la asociación que los organiza, muchos y largos años. Él cree que este competición puede dar un reconocimiento mundial a Navia. Para ello trabaja todo el año.

-¿Qué significa el Descenso para Navia?

-Es una prueba que está en un momento especialmente dulce y que da a Navia prestigio e importancia a nivel nacional, europeo e incluso internacional. Este año creemos que la afluencia de público ha sido buena y además que se ha respetado la cita deportiva. Es decir, el equipo español llegó a disputar la copa directamente, con el gasto extra que supone, desde los Campeonatos europeos de Budapest. Eso nos da una idea de lo importante que es para ellos competir en Navia.

-¿Qué retos tienen?

-Nuestro reto sigue siendo llevar el nombre de Navia por el mundo. Este año, la prueba se retransmitió en directo y eso le ha dado un empujón más a nivel deportivo y como acontecimiento social. Navia tiene en sus manos un tesoro que debe aprovechar porque el impacto del Descenso es ya mundial. Tenemos que darnos cuenta que es una prueba clásica para el 60 por ciento de los grandes nadadores.

-¿A qué problemas se enfrenta la asociación?

-Los apoyos nunca son los suficientes. No quiero decir que las administraciones no nos apoyen, que sí lo hacen, pero tengo la sensación de que no disfrutamos de todos nuestros derechos. En todo caso, no todo es negativo. Entiendo las dificultades de estos tiempos de crisis económica y también que haya otras motivaciones y prioridades y por eso la asociación no se queja.

-¿Y el apoyo social?

-Nuestro trabajo está cada vez más valorado. Pero es que son 52 las ediciones de la prueba. Los nadadores más renombrados oyen el nombre de Navia y lo relacionan con la prueba deportiva. Eso es bueno para la villa, para el concejo y para Asturias en general.

-Y en Navia, ¿se sienten arropados?

-Más allá de la mezquindad del entorno cercano, creemos que hacemos algo importante para todos, insisto.

-¿A qué se refiere?

-Aquí parece que todo el mundo necesita buscarse un enemigo. Muchos nos critican porque creen que somos una asociación elitista, pero lo gracioso es que no nos ven trabajar. Y pongo un ejemplo. Cuando se acaba el Descenso todo el material lo traslada la organización de un lado para otro. Nos tendrían que ver, porque eso es un esfuerzo físico increíble. Si fuéramos tan elitistas, tal vez no haríamos este tipo de trabajos. La gente a veces habla de lo que no sabe. Me gustaría que nos vieran trabajar y después, que juzgaran si somos o no elitistas.

-¿Es muy dura la organización del Descenso?

-Son muchas horas y la edición de una prueba se organiza desde el año anterior. Hay mucho sacrificio por parte del comité organizador y de la junta directiva de la asociación. Somos una organización de voluntarios cien por cien.

-En diciembre hay elecciones.

-En diciembre se acaba el mandato del actual presidente y tenemos que plantearnos cómo vamos a seguir. Es un tema al que le estamos dedicando mucha atención, pero no podemos avanzar nada hasta que lleve el momento.

-¿Habrá relevo?

-Tenemos un grupo de jóvenes muy válido con nosotros. Pero nada tiene que ver el comité organizador con la junta directiva del colectivo. Son grupos diferentes. El relevo se producirá en algún momento, claro. Es forzoso.

-El último Descenso fue polémico, al equivocarse los nadadores que iban en cabeza de trayecto. ¿Qué opinión tienen la organización?

-No entendimos muy bien lo que pasó. La capacidad de orientación en espacios abiertos también es una cualidad que se valora en este tipo de pruebas. El australiano Ky Kurst se hizo un lío, pero reconoció que había sido un error suyo y no de la organización. Fue muy profesional y eso es lo que cuenta. En ningún momento nos dijo que había sido culpa nuestra.

Viajero y amante de la música clásica

El vicepresidente de la Asociación Amigos de la Ría de Navia, Juan Ignacio Martínez Villamil, tiene una pasión: la música clásica. Se confiesa un gran viajero y recorre España buscando ermitas románicas. Dice que no sabe nadar muy bien a pesar de ser una de las almas del Descenso. Compitió dos veces, pero en la prueba «mini». También es una apasionado de la ría, que recorre en bote. Practicó remo y por motivos de trabajo vivió 25 años en Madrid. Ahora, jubilado (es ingeniero industrial) dedica todo su tiempo de trabajo al Descenso y la Copa Asturias de Natación de Larga Distancia. En Navia, todo el mundo le llama «Moreno». Le gusta estar en medio de la naturaleza y su lugar en el mundo es, como no, la ría de Navia. De este villa son sus padres y su mujer. También sus dos hijos, que aún nacidos en Madrid, están inscritos en Navia.

«En diciembre se acaba el mandato del actual presidente y nos planteamos cómo vamos a seguir»