Algo especial debe de tener la aldea de Tapia de Casariego cuando todos, después de visitarla varias veces, acabamos enamorados de ella. Bueno, todos no, porque el consejero delegado de Astur Gold no es que se haya enamorado con cordura; es que lo suyo fue un flechazo a primera vista. Tan fuerte que quiere alquilar una casa en la villa para vivir en ella gran parte del año.

Pero no sólo eso, gracias a ese amor encendido también va a convertir este lugar en un paraíso económico en el que no existirá el paro y atarán los perros con longaniza. Creará un entorno natural sobresaliente y regalará a la comunidad tapiega un puerto deportivo con uso pesquero y servicios portuarios. Quizá, pienso que por modestia no se atreve a decirlo, done un yate a cada familia y un apartamento a los veraneantes que acrediten haber disfrutado más de cinco veranos en esta costa. De ningún modo habrá vertidos tóxicos al agua, suelo o aire; ni contaminación acústica. Tampoco conllevará efectos negativos sobre ganadería, agricultura y pesca. Por supuesto, una vez finalizada la explotación se rehabilitará terreno y entorno de tal manera que quedará convertido en un edén: praderas, bosque autóctono y árboles frutales por las cuatro esquinas que harán las delicias de propios y forasteros y, cómo no, muchas sendas peatonales para contemplar y admirar el paisaje heredado.

Qué gran bondad, debe de producirla el arrebato amoroso, la de esta empresa y su consejero delegado con el occidente asturiano. Claro que al amor dicen que le afecta la ceguera y, esto lo digo yo, también la amnesia, porque a Astur Gold se les olvidan algunos detalles. Eso sí, sin mayor importancia.

Por ejemplo, la nimiedad de la balsa de cianuración para tratamiento por lixiviación del mineral extraído. ¿En qué lugar de esta costa la van a instalar? Deben de acordarse cuando lo hagan, al fin es el mismo perro con diferente collar, de las que para tratar el mineral extraído en El Valle, Carlés y Groenlandia crearon en Boinás. Son las más peligrosas de Europa, una de ellas está sobre cauce y valle del río Narcea y pone en peligro vidas, flora, fauna, agricultura, ganadería y pesca. Hace siete u ocho años, con motivo de unas grandes lluvias, los lodos tóxicos contaminaron el río Cauxas, que a su vez contaminó y dejó sin vida durante un tiempo el río Narcea. ¿Podrían decirnos si continuarán allí hasta que un corrimiento de tierras rompa la presa y cause un desastre ambiental tan grande o mayor que el reciente de Ajkai, en Hungría? No olvidemos las catástrofes relacionadas con este tipo de minas en Colorado, Montana, Nevada, Kirguizistán, Guayana, Aznalcóllar y tantos lugares más, y la consiguiente desaparición administrativa de las empresas causantes del mal.

La rehabilitación del terreno, sin duda, será como la que, en su día, hicieron en Carlés y Boinás. Es decir: ni tocarlo, absolutamente nada. No hay más que asomarse a la cima del Courío o llegar a El Valle y Boinás para contemplar el gran desastre ecológico que tras de sí dejaron estas empresas ejemplares en los concejos de Belmonte y Salas.

La mina de oro que pretenden explotar en plena rasa costera, a unos 200 metros al oeste de la playa del Figo y a unos dos kilómetros al este de Tapia, tan sólo traerá ruido, polvo y tráfico pesado que afectará a personas, pastizales y ganadería. Riesgos latentes y reales de la balsa de decantación. Como los lagos de Silva se comunican con el mar, la filtración de metales pesados es más que probable. Arrasará un lugar propicio para la invernada de aves de interés especial y tendrá un impacto severo sobre la flora. Como observarán, todo ventajas? para Astur Gold, que además de devastar el municipio de Tapia se lleva el valor añadido.

Por último, pregunta ingenua: ¿cuál es la razón para que el Gobierno del Principado de Asturias todavía no haya catalogado esta zona como monumento natural? ¿Alguien podría explicármelo?