El Hospital de Jarrio cuenta con un grado de satisfacción enorme entre los pacientes del Occidente, aunque, como es lógico, «cada cual cuenta la feria según le va en ella».

No es nada exagerado decir que la puesta en funcionamiento de este centro sanitario fue el acontecimiento más notable de los últimos cien años habido en esta zona y que significó un cambio en la calidad de vida de sus habitantes nunca soñado. Un paso hacia el objetivo irrenunciable de una sanidad pública, gratuita y universal. Supuso dejar atrás aquellos viajes interminables a Oviedo y los nacimientos apresurados a pie de carretera.

Se contó en Jarrio desde el inicio con un equipo de profesionales ejemplar, y como todos saben, para gozar de una sanidad de calidad, el personal médico y auxiliar es determinante.

Hace tres años, el entonces alcalde de Navia, Manuel Bedia, se salió con unas declaraciones alertando de que había un plan oculto, por parte de la Administración, para desmantelar poco a poco el Hospital de Jarrio. Entonces nadie le tomó en serio.

Ahora se encargan unos informes, como el llamado «Elola», que detallan importantes deficiencias en los hospitales comarcales. Interesa difundir esas opiniones, por no decir lo único que es cierto: que resultan muy caros.

Las listas de espera, aunque sea una exageración, son como el corredor de la muerte, no se eliminan porque no se quiere. La gente deprimida y desesperada es más maleable.

El consejero Quirós tiene en su haber lograr que todo el personal sanitario, salvo los enchufados, se hayan posicionado en contra de su política sanitaria.

La dichosa crisis es un buen argumento para que la Consejería lance rumores de redefinir las seis áreas sanitarias de Asturias. Ya se sabe que el rumor es lo que precede a los hechos consumados.

Si efectivamente escasea el dinero en los Presupuestos habrá que buscarlo por otro lado, pero no se puede permitir retroceder un centímetro en un servicio como el de la salud. No hay que alarmarse, pero hay que estar alerta.

La dichosa crisis, no nos engañemos, surgió con el PSOE como sucedería con el PP. No la va a arreglar el PSOE ni la solucionaría el PP. Es una crisis de «el dinero», provocada por los que tienen «el dinero». Habrá que obligarles a abrir el puño.

¡No va a ser fácil!