Cangas del Narcea es todo un misterio político para los observadores ajenos a la vida del pueblo. Tratar de explicar que el PP, con seis concejales, es capaz de elevar a alcalde a una persona de IU, con 3 representantes en el pleno, para echar al PSOE, se vuelve un ejercicio imposible. Rematar la faena cuatro años después con una unión del PP con el PSOE para descabalgar a IU hace que la cabeza de los responsables de los partidos a nivel regional dé vueltas. La interpretación más sencilla alude a una «vendetta» de los socialistas por la jugarreta de los anteriores comicios. Ellos, sin embargo, aclaran que echar a Martínez, el alcalde izquierdista, es una cuestión de «higiene democrática».

Mientras el resto de Asturias asiste perpleja a estos acontecimientos, los ciudadanos cangueses ven el asunto con relativa normalidad. Por surrealista que parezca, todos estos movimientos fueron predichos y aceptados por la base y los votantes de cada partido. Como se ha extendido por el concejo, «es algo inesperado, pero no sorprendente».

Para entender la situación hay que remontarse a la época en la que José Manuel Cuervo, alcalde socialista, gobernó en coalición con IU y José Manuel Martínez fue su concejal de Urbanismo. Cuervo fue alcalde de Cangas durante 24 años, desde 1983 hasta el 2007, con amplias mayorías, dos de ellas absolutas. En 2003 pactó el gobierno con IU. Ese mandato, esos cuatro años con Martínez, fraguaron lo que es una enemistad que marca la vida política de Cangas.

En 2007 los resultados del PSOE de Cuervo fueron espectaculares: con 3.304 votos se quedó a las puertas de la mayoría absoluta. En la misma noche electoral se avisó, desde las filas del PSOE, que no era necesario el pacto. Martínez e IU tomaron nota y las negociaciones, impulsadas por un pacto regional entre ambas formaciones, nunca pasaron de un mero asunto formal en el que no parecía existir ninguna sintonía, ni personal ni política. Ambas fuerzas, ambos líderes, se presentaron en el pleno de investidura sin acuerdo y aspirando a la Alcaldía. Entonces, el PP de Manuel Rodríguez Blanco saltó la banca al poner sus concejales al servicio de Martínez. Se acababan 24 años de gobierno de Cuervo y comenzaba una época de zozobra institucional.

Las relaciones entre ambos protagonistas pasaron a ser de absoluto odio. Sus seguidores incluso llegaron a las manos. Insultos, denuncias cruzadas y desprecios se convirtieron en el pan nuestro de cada día.

En 2008 José Manuel Cuervo se convirtió en senador por el PSOE. Era el número dos de las listas y fue el segundo senador que más votos obtuvo en Asturias en las elecciones generales. Eso no le impidió presentarse a las elecciones del año 2011 con la mirada puesta en recuperar la alcaldía y «poner en su sitio» a Martínez. La respuesta popular, no obstante, fue contundente: Cuervo perdió casi 1.400 votos, mientras que Martínez ganó más de 1.300. Buena prueba de que no sólo los votantes de IU vieron con buenos ojos que Martínez gobernase, sino que otra gran parte de la población aplaudió el, en principio, extraño acuerdo entre gentes de izquierdas y derechas en 2007.

Dado este resultado, Cuervo decidió no aceptar el cargo de concejal y dejar paso a sus compañeros, según él mismo, por coherencia con los resultados obtenidos. A los votantes socialistas, a las bases, no les sirvió eso para aplacar su ánimo: de las diversas formas posibles (chigres, facebook, redes sociales, conversaciones con los dirigentes...) dijeron, alto y claro, en un porcentaje elevadísimo, que sus concejales debían votar a José Luis Fontaniella, del PP, y desalojar a Martínez, fuerza más votada, de la alcaldía de Cangas.

Las heridas no se curaron con la renuncia de Cuervo. Las actitudes de Martínez para con los socialistas, así como sus políticas, han sido aplaudidas por mucha gente en el concejo, pero también ha levantado ampollas. Una combustión que hace que la decisión de PP y PSOE de unirse en Cangas sea tomada por sus votantes, por los de ambos, con aplausos, vítores y alegría... para extrañeza de los no cangueses.