Castropol, Gustavo GARCÍA

«Sólo los casinos de Luarca y de Llanes se pueden comparar en belleza con el de Castropol». Esta apreciación personal, junto con un sinfín de datos históricos, fue ofrecida ayer en la villa castropolense por Antonio López-Cotarelo Villamil, un amante de la historia y veraneante de Castropol durante los últimos 40 años y que se ha especializado en el casino-teatro local. Su charla fue el último aperitivo antes del plato central de la celebración del centenario del parque Vicente Loriente, que tendrá lugar mañana.

Pocos recuerdan ya que el origen del casino castropolense está vinculado al Círculo Recreo, fundado en 1861, y a la Sociedad Lírica, constituida en 1875. De la fusión de ambos, en 1886, nació la sociedad que pondría en marcha la construcción del primer edificio, en 1888. «La Sociedad Casino Teatro de Castropol como tal se creó en 1901», apuntó López-Cotarelo.

La inquietud cultural bullía en aquellos tiempos. Ya en 1906 se levantó una segunda planta del edificio para habilitar una sala de lectura, un aula dedicada al juego de cartas, un espacio para instalar un billar y una sala de tertulias. El conferenciante subrayó que «la obra podría haber ido más rápida, pero un vecino pleiteó porque no quería los andamios en su propiedad e incluso consiguió que el casino no tuviera ventanas que diesen a su propiedad».

Pese a todos los problemas, en 1909 la obra civil estaba concluida, aunque reunir todos los elementos para la decoración del edificio no fue tarea sencilla. Ni barata. Según los cálculos que ha realizado Antonio López-Cotarelo, para la primera planta fue necesaria una inversión de 8.250 pesetas, mientras que levantar una segunda altura precisó de 25.000 pesetas. La decoración no se quedó atrás, ya que costó unas 20.000 pesetas, en buena medida por los viajes a Francia para adquirir algunos de los adornos. «De Barcelona, por ejemplo, se trajeron los billares», comentó a su audiencia el experto.

Finalmente, el Casino Teatro fue inaugurado en 1911. López-Cotarelo quiso rendir ayer su pequeño homenaje a «los americanos», como él los llamó, los emigrantes, sin cuya aportación la construcción de esta institución castropolense emblemática no hubiera sido posible. Especialmente, el ponente tuvo palabras de elogio para el benefactor Vicente Loriente, que tras su regreso de América suscribió íntegramente la tercera salida de acciones del casino. Además, había sufragado un tercio de la ampliación.

«Tengo además que destacar la labor de los que asumieron la gestión del casino a partir de 1975, cogieron una sociedad a la deriva y la enderezaron», concluyó el experto en la historia castropolense.

Los actos de celebración del centenario del parque Vicente Loriente alcanzarán su cénit mañana. Además de un acto institucional, que incluirá la estampación de un matasellos conmemorativo, la intervención de las autoridades y el descubrimiento de una placa, se desarrollarán unos actos militares de la Armada, con barcos procedentes de Ferrol. También se realizará una ofrenda floral.

Tras la conferencia de Antonio López-Cotarelo, unas doscientas personas se acercaron hasta el muelle de Castropol para disfrutar de un marmitako de bonito preparado por el club de remo local, el Club de Mar. Por 9 euros, los asistentes tenían derecho a un buen plato de marmitako que se completaba con una botella de vino y un postre casero, todo ello amenizado con música. Los fondos recaudados sirven para ayudar a la siempre difícil financiación del club deportivo castropolense, informa Gustavo GARCÍA. En la imagen, los comensales, disfrutando del marmitako.