Imágenes de telediario. El presidente de la comunidad cifrando, escandalizado, en dieciocho mil euros los destrozos en mobiliario urbano provocados por la última manifestación estudiantil. Ojalá, pienso, hubieran puesto tanto celo en los dineros públicos cuando eran amigotes y adláteres quienes se los llevaban (aunque solamente hubieran sido dieciocho mil euros por cabeza). El portavoz del partido en el Gobierno advierte de una confabulación orquestada por la oposición para desacreditar su gestión enardeciendo a las masas furiosas (¡¡¡¿ehhh?!!!). La presentadora nos advierte que las imágenes de las protestas retransmitidas en la televisión pública no son del agrado del Gobierno de turno, pues dañan nuestra imagen exterior (¿más aún?) y, estupefacta, ya no puedo pensar. A renglón seguido, bailes regionales en Baleares y su Majestad «pilotando» un avión de nueva fabricación. Oigo de fondo la música del NODO en mi cerebro ya licuado. Si al menos el señor Riopedre devolviera el euro donado a una ONG a cuenta del erario público...