Idarga (Salas)

Sara ARIAS

Mugen, comen y caminan igual que las demás terneras, pero «Marilyn» y «Marguise» son el resultado de una tecnología pionera en España desarrollada por científicos del Centro de Biotecnología Animal de Deva del Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario del Principado de Asturias (SERIDA). «Marilyn» y «Marguise» han nacido en la ganadería Casa Venturo de Idarga, Salas, a partir de embriones producidos in vitro con los ovarios de una vaca de gran valor genético, «María», que tuvo que ser sacrificada en junio de 2010. «Tenía un problema en una pata que la hacía incapaz para la vida productiva», explican José Carlos Fernández y Beatriz Rodríguez, dueños de la explotación y convertidos ahora en un referente en reproducción y biotecnología animal.

Tras el sacrificio, los ovarios fueron trasladados al SERIDA de Deva donde, bajo la supervisión del doctor Enrique Gómez Piñeiro, se extrajeron ovocitos que se procesaron por separado y se fecundaron con semen de dos toros. «Kingly», padre de «Marilyn», proporcionó espermatozoides hembra, sexados mediante técnicas biotecnológicas, mientras que el segundo semental, «Windbrook», padre de «Marguise», se utilizó sin separación de sexo.

Los embriones crecieron durante siete días en un sistema de cultivo y después fueron sometidos a vitrificación, un procedimiento que permite conservar los embriones a -196ºC hasta que se transfieren a una vaca receptora.

Tan novedosas han sido las xatinas que ayer recibieron la visita del consejero de Agroganadería, Albano Longo, y del equipo del SERIDA que hizo posible esta proeza de la biología. Los buenos resultados que han dado «Marilyn» y «Marguise» han hecho que sus dueños sigan apostando por estas técnicas. De hecho, ya esperan para mayo y junio otra hembra y un macho, que es candidato a semental en el centro de inseminación de Cenero (Gijón).

Aunque sean unas terneras de alto valor genético, «Marilyn» y «Marguise» son igual que las demás, si bien es cierto que «Marilyn» es tranquila y «Marguise» mucho más amistosa y echada para adelante. En cuanto le abren la portilla «sale corriendo como un gato», detalla Beatriz Rodríguez. Que además hace las veces de madre, dándoles la leche con un biberón. Dos terneras aparentemente normales que son hoy un hito de la ciencia.