Caroyas (Valdés),

A. M. SERRANO

Para Carmen Martínez, la huerta siempre fue «la vida. No te apura, ves crecer las cosas trabajadas por tí misma, te relaja», afirma. Son algunas de las bondades que esta mujer de Sograndio, un pequeño pueblo de Valdés, ve en el laboreo de la tierra. Ahora quiere sacarle partido de ese modo a una finca que posee en Caroyas y que se propone alquilar en pequeñas parcelas a particulares dispuestos a cultivar hortalizas. Carmen Martínez ha puesto algunos carteles por Luarca y su entorno para anunciar su empresa. Arrendará terrenos de 50, 100 y 150 metros cuadrados por 20, 35 y 45 euros al mes, respectivamente.

Un precio «módico», según Carmen Martínez, calculado para que su hija pueda poner los primeros ladrillos de una pequeña empresa con un proyecto que, además, ayuda a las personas sin empleo en tiempos de crisis. El primer mes de arrendamiento será gratuito y los interesados dispondrán del asesoramiento de la familia, que tiene experiencia en la materia. «Con la que está cayendo, podemos ayudar en algo. Hay familias que no tienen ni para comer y a mí esta situación me recuerda a mis tiempos de niña, cuando en los pueblos tenían de todo», indica Carmen, «porque salía de la propia tierra». Y, además, en el pueblo no tenían que desplazarse para comprar. A veces, incluso se usaba el trueque: «Unos te daban patatas y tú les dabas otra cosa», explica.

Marta Fernández-Asenjo, su hija, se encargará de poner en marcha el proyecto. Tiene 32 años y hace unos meses se ha quedado en el paro. «Mi madre hablaba de este proyecto en 2009», comenta. No hubiese podido encontrar mejor momento para materializar esa idea. Ahora esperan que los particulares «se animen», porque, además de ver crecer las hortalizan que ellos mismos tendrán que atender y mimar, «este entorno es un paraje de paz». De hecho, ese es otro de los fuertes del proyecto:«Aquí tienes tranquilidad, desconectas de todo lo que pasa fuera», explica Marta Fernández-Asenjo. Es decir, tiene algo de terapeútico.

La idea de esta familia es extender el proyecto a otros lugares de Asturias. El Ayuntamiento de Vegadeo fue el primero en poner en marcha una iniciativa similar.