Ferreira (Ibias),

Pepe RODRÍGUEZ

En Ferreira, Ibias, nadie quiere hablar de los incendios que desde hace días se vienen sucediendo en el pueblo y en las localidades vecinas de Buso y Folgoso. Sus habitantes eluden responder a ninguna pregunta. Media decena de ellos fueron llamados por la Guardia Civil como testigos en el transcurso de la investigación, pero prefieren guardar un absoluto mutismo acerca de sus declaraciones. Todos ellos son vecinos entre sí, y la prudencia se apodera de sus acciones.

A no pocos, a pesar de que no quieren comentarlo en voz alta, les parece que el objetivo final de estos incendios no es quemar el monte sino el propio pueblo. El fuego comienza muy cerca de las casas y la maleza llega hasta los caminos y las puertas de las viviendas. Sólo hubiese sido necesario que el viento girase durante el inicio de estos fuegos para que la catástrofe tomase un calibre muy diferente, con casas desalojadas y vecinos huyendo de las llamas. Y eso es lo que muchos creen que desean los pirómanos.

Por fortuna, y por la gran labor de los Bomberos de Asturias, todos estos incendios, ocho focos diferentes en siete días, han sido controlados con gran rapidez. Pese a todo, se han llevado por delante cerca de 200 hectáreas de matorral y monte arbolado, pero no hay que lamentar daños físicos ni en las construcciones.

Lo que sí se han llevado por delante las llamas es la confianza en el pueblo de Ferreira, sobre todo, donde los habitantes de sus nueve casas se mueven en silencio y sin querer levantar la voz, sin señalar a nadie. Aseguran que no han visto nada y que no saben nada, pero tienen miedo de que sus posesiones ardan.

A los investigadores que están sobre el terreno no les cabe duda de que algún vecino, o vecinos, están provocando el daño con pleno conocimiento de sus acciones.

De hecho, un habitante de Ferreira, cuya identidad se corresponde con las iniciales J.A.T.M., fue detenido por la Guardia Civil el pasado sábado a las tres de la madrugada cuando estaba en San Antolín de Ibias. Pasó esa noche y la del domingo en el cuartel de la Guardia Civil y declaró en la mañana del lunes en el juzgado de Cangas del Narcea, tras lo que fue puesto en libertad.

La Benemérita decidió practicar la detención después de que en la noche del viernes se produjeran cuatro focos diferentes de fuego entre los pueblos de Ferreira y Folgoso y de que J.A.T.M. fuera visto con cortes y arañazos en la pista que hay entre ambas aldeas. Uno de esos focos pudo deberse a alguna chispa fortuita, pero los otros tres, según las primeras líneas de investigación, fueron intencionados.

Esos primeros cuatro focos fueron prendidos a apenas 200 metros de Ferreiera, por la parte de abajo del pueblo. Pero el miércoles los focos de los nuevos incendios, otros cuatro, se produjeron en el monte que está encima del pueblo, también a escasos 200 metros.