Castropol,

T. CASCUDO

El Centro de Experimentación Pesquera de Castropol, dependiente de la Dirección General de Pesca, realiza dos controles que garantizan que los moluscos que se cultivan en el Eo son seguros para el consumo: el primero recogiendo y analizando el agua del estuario y, el segundo, testando la carne de las ostras después de que hayan pasado por la depuradora castropolense. Por ello los acuicultores del Eo garantizan la seguridad del producto.

El biólogo Eduardo Martín, de Acuicultura del Eo, explica que los análisis del agua indican siempre que «la contaminación por coliformes está en niveles bajos» y, de hecho, la ría del Eo pasa buena parte del año dentro de la clasificación de zona A (aquellas donde se puede realizar consumo directo de moluscos sin depuración). Sin embargo, como hay meses en los que la contaminación aumenta, la ría está catalogada como zona B, lo que obliga a los ostricultores a depurar el producto entre dos y tres días. Existen un tercer escalón (zona C) que obliga a depurar durante dos o tres meses y un cuarto (zona D) que impide el consumo de productos. La calida de las aguas de la ría del Eo está muy lejos de los niveles C y D.

Acuicultura del Eo deja las ostras en depuración durante un mínimo de tres días y, según explica Martín, el proceso no afecta a la calidad del producto: «El sistema de depuración no usa cloro sino rayos ultravioleta, así que el agua no sabe a nada y lo único que se les hace es eliminar las bacterias».

Martín asegura que el revuelo entorno al Eo ha motivado la preocupación de sus clientes, a los que lanza un mensaje de tranquilidad: las ostras están controladas y no existen riesgos para el consumo.