Castropol, T. CASCUDO

El particular contador de los artistas florales de Castropol se puso en marcha el lunes de Pascua e irá sumando días y trabajo hasta la meta final: el día 2 de junio, fecha de celebración del Corpus Christi. Los integrantes de la asociación cultural «El Pampillo» trabajan sin descanso en la preparación de las alfombras florales con las que vestirán la capital castropolense en una fiesta declarada de Interés Turístico y que cada año arrastra a una marea humana hasta este municipio situado a orillas del Eo.

Pasan de las ocho de la tarde y en el garaje del centro de Castropol que cada año «El Pampillo» transforma en centro de operaciones ya hay un nutrido grupo de voluntarios. Esta escena se repite a diario, de lunes a viernes. La gente entra y sale a su ritmo, toma posiciones y continúa con el trabajo. Ahora toca pegar los concos (nombre autóctono con el que se conocen las cápsulas que encierran las semillas del eucalipto, el elemento diferenciador de la técnica castropolense) sobre las plantillas previamente dibujadas y que, en la recta final, se colorearán a base de pétalos. Trabajan con plantillas para evitar los inconvenientes derivados del firme de las calles, pues la mayor parte de las vías del centro están empedradas.

El trabajo es metódico y, según cuentan, gusta más a las mujeres que a los hombres. Cada año claman por nuevas manos que les ayuden en los preparativos y, sobre todo, por gente joven que dé continuidad a esta tradición. «Puede venir todo el mundo, no hace falta inscribirse y no cobramos entrada», cuentan entre risas. A este respecto, la presidenta de «El Pampillo», Maite Muiña, dice que están dando forma a un taller floral que impartirán en el colegio La Paloma con objeto de «fomentar la cultura de las alfombras y motivar a los niños para que continúen la tradición».

Del grupo que trabaja estos días Justa Pérez es la que viaja desde más lejos y, bromea, «no me pagan ni los kilómetros». El papel de esta vecina es clave para «El Pampillo», ya que atiende durante todo el año buena parte de las rosas que sirven para engalanar las calles. «Empecé a plantar rosas para evitar que el perro se escapara», cuenta. «El Pampillo» le planteó poco después hacerse cargo del cultivo de esta planta con vistas al Corpus. Dicho y hecho: adquirieron alrededor de 100 rosales para cultivar en el terreno de Pérez, ahora toda una profesional del cultivo que mima variedades de diferentes colores: «Roja y rosa son las más fáciles, estamos intentando lograr el blanco y el amarillo. Este año están a tope», explica.

Dicen los artistas florales que este año será bueno para la rosa, pero no tanto para la hortensia, que no estará a punto para el Corpus. «Cae muy pronto, estarán para el Carmen. Pero ya está comprobado que un año toca rosas y, al siguiente, hortensias, se van turnando», argumentan sin levantar un segundo la vista del trabajo.

Una vez terminen con el pegado de los «concos», tocará el turno del «verde», como conocen a las ramas de ciprés que aportan la coloración verde de muchos fondos de alfombras. El siguiente paso es la recogida del pampillo, la flor amarilla que da nombre al colectivo. Rematarán, ya en la recta final, con la selección del resto de flores.

Este año, como novedad, el Ayuntamiento de Castropol ha convocado el primer concurso de carteles del Corpus Christi. El plazo de presentación de propuestas se cierra el martes que viene y el ganador tendrá el orgullo de que su trabajo sirva para anunciar la fiesta del próximo mes de junio.

Con respecto de los diseños previstos para este año, explica la presidenta que todos serán novedosos. A los diseños creados especialmente para esta ocasión se suman algunos ideados para la edición del año pasado y que el temporal impidió colocar. El viento y el agua juegan siempre en contra de estos artistas florales que dedican horas de trabajo para que su concejo luzca como nunca. «El Pampillo» también ha decidido dibujar en suelo castropolense la alfombra que a finales del año pasado mostraron en un festival italiano. Sus recientes viajes a Italia y Cataluña les han servido para recoger algunas ideas.

El colectivo está embarcado ahora en una misión ambiciosa. Se ha integrado en una comisión gestora que tiene por objetivo constituir una asociación internacional de alfombristas de arte efímero y que se fija como meta lograr que la UNESCO declare su trabajo Patrimonio inmaterial de la Humanidad. «El Pampillo» es el único representante asturiano en este grupo.

Las próximas citas de trabajo serán en Roma (2014), Bruselas (2016) y Sicilia (2018). El colectivo da cuenta de todas sus novedades y aventuras en un perfil que acaba de crear en la red social Facebook.