Oviedo,

Pablo GONZÁLEZ

«Es un fraude de la normativa minera, un engaño a la ciudadanía y un robo al bien común. Es una burla a la cantidad de gente que vivió y murió en la mina y un descrédito de cualquier actividad minera». Esta fue una de las reflexiones planteadas ayer por Ignacio Martínez Fernández, ingeniero técnico de Minas, técnico ambiental y miembro de la Asociación Asturiana de Amigos de la Naturaleza (ANA), durante una charla contra el proyecto de la mina de oro de Salave (Tapia de Casariego) que tuvo lugar en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA en Oviedo.

Martínez aseguró que la única intención de la empresa que promueve la iniciativa es «aprovechar el momento alcista del precio del oro» para cuando la firma consiga la autorización necesaria para comenzar los trabajos «venderla y ganar una buena plusvalía». Este ingeniero aseguró que explotar el oro de Salave es «indeseable» por el «daño ambiental, el riesgo para la salud y el perjuicio económico a largo plazo» que suponen este tipo de yacimientos para los lugares en los que se llevan a cabo las explotaciones.

Martínez basó buena parte de su intervención en criticar «la tomadura de pelo» que suponen los distintos documentos presentados por la empresa y que, a su juicio, están plagados de «errores» y de «ausencias de información» necesaria. «Presuponen (por la empresa) que tienen barra libre», dijo.

Este experto también cargó contra la Administración del Principado por dar el visto bueno a parte de la iniciativa y aseguró que esta «debería haber sido rechazada en la misma ventanilla», ya que, entre otras cosas, el proyecto contiene «coordenadas de explotación falsas». Y añadió: «Cualquier ingeniero al que le den este proyecto no podrá construir absolutamente nada porque sus objetivos no están definidos».

Para Ignacio Martínez, uno de los problemas que plantea este proyecto radica en que los funcionarios que han dado el visto bueno a uno de los informes de impacto ambiental «son interinos y no tienen nada seguro», de ahí que considere que «fallan los controles».

Por su parte, Carlos Lastra, presidente de ANA, resumió su postura diciendo que la mina «será el robo del oro de Salave y de su paisaje».