Cangas del Narcea se está quedando sin bombonas de butano y, cada día que pasa, el nerviosismo aumenta entre quienes dependen de esta forma de energía para hacer funcionar las cocinas de sus negocios o las calderas de su agua caliente. Los dos puntos de distribución de la villa, en el quiosco «Juan» y en la gasolinera del Reguerón, no son capaces de explicar a sus clientes cuándo se solucionará el suministro. El problema se produce en el contexto de unas negociaciones que mantienen la petrolera Repsol, suministradora del butano, y Enastur, empresa distribuidora propiedad de Severino García Vigón, presidente de la patronal asturiana FADE.

Enastur explicó ayer que el suministro depende de los envíos de Repsol Butano y que éstos se han retrasado en las últimas fechas. Aunque los portavoces oficiales de Repsol evitaron hacer comentarios, otras fuentes próximas a la compañía afirmaron que el problema «es del distribuidor». Enastur mantiene conversaciones con la petrolera sobre las condiciones del contrato, que, según ha argumentado la familia Vigón, son la causa de los impagos tributarios que provocaron recientemente una querella de la fiscalía por supuesto fraude fiscal contra Enastur y, a partir de ahí, una crisis institucional en FADE.

En medio de esas tensiones, los vecinos de Cangas están quedándose sin suministro. María Dolores Yáñez «Loli», del quiosco, cuenta: «Aquí hay semanas que vienen hasta cien personas. Las tenemos apuntadas, esperando, pero no les podemos decir cuando vendrá el gas porque no lo sabemos. Y esta gente paga por adelantado, ojo».

Algunos de los que más están sufriendo esta «crisis de la bombona», son los bares y restaurantes. Uno de ellos es «La Ruta», de Jesús Rolo. «Hasta ahora vamos aguantando, porque teníamos reservas compradas y almacenadas, pero o se soluciona esta semana o entraremos en verdaderos problemas», cuenta el hostelero. Y es que en un bar como «La Ruta», por ejemplo, se gastan unas cuatro bombonas a la semana, y la ausencia de gas llevaría a una situación caótica.

«Hemos prestado alguna a algún bar que ya no le quedaban, así que supongo que eso estará pasando en mas sitios. Vamos tirando de esta manera, pero cuando se acabé, se acabará para todos a la vez. Necesitamos una solución, y con urgencia», apunta Rolo.