Los cristales son una parte fundamental del mundo en que vivimos y están presentes en todo lo que nos rodea. "Son importantes porque están en toda actividad de nuestra vida: un ordenador no sería posible si no existieran sustencias cristalinas que permitiesen realizar sus componentes", señaló ayer Santiago García Granda, catedrático de Química Física de la Universidad de Oviedo, durante una charla a los alumnos de Bachiller de Vegadeo.

Este 2014 se celebra el Año Internacional de la Cristalografía, la ciencia que más premios Nobel ha producido, un total de 27. "Un cristal se define por cómo se ordenan los átomos dentro del mismo: en posiciones físicas, formando un sistema periódico", explicó el catedrático. Hay cristales en el cuerpo humano, formando los huesos, en alimentos como el chocolate, la sal, los helados, el azúcar, en los cosméticos, pinturas o medicamentos.

Los estudiantes de Bachillerato pudieron disfrutar de primera mano de los avances en el estudio de los cristales de dos científicos como Manuel Prieto o Guillermo Montoya. El primero trabaja en la aplicación de conceptos del campo del crecimiento cristalino a la resolución de problemas geoquímicos y medioambientales. Así, ayer explicó cómo, a través del aragonito presente en elementos como las espinas del pescado o las conchas de los berberechos. se puede llegar a atrapar el cadmio presente en el agua, gracias a procesos cristalizadores.

Montoya, por su parte, lidera un grupo de trabajo en una universidad de Dinamarca dentro del programa de estudio de la estructura de las proteínas. En su caso, los cristales se utilizan como método para comprender la biología molecular.