Los mayores del colegio La Paloma de Castropol se convirtieron ayer en maestros de la lectura, con el reto entre manos de lograr que los escolares más pequeños del centro se enganchen a los libros y, sobre todo, al hábito lector. "Fue una experiencia muy buena porque me da la sensación de que estoy enseñando a los niños a leer", reconoció Julia Gayol después de leer el libro "Hermano cielo, hermana águila" a sus particulares ahijados lectores.
El colegio castropolense vivió ayer una nueva sesión de lectura comunitaria en el marco del proyecto "Entrebiblios: padrinos y madrinas de lectura", que promueven desde principios de curso la dirección del centro y la biblioteca Menéndez Pelayo de Castropol.
Marco Fernández reconoció haber pasado nervios y vergüenza a la hora de enfrentarse a esta experiencia tan novedosa; sin embargo, se mostró ilusionado con la oportunidad de enseñar algo a sus compañeros. Precisamente, el director del colegio, Francisco López, hacía hincapié en la oportunidad que les brinda este proyecto para conocer las dificultades de la tarea de enseñar. "Algunos alumnos se quejaron de que los pequeños no les atendían lo suficiente, y eso les hace darse cuenta de que no es una tarea fácil. La atención depende del libro, de la entonación...", precisa López, quien subraya el interés que esta iniciativa está generando entre el alumnado. "Escogen los libros, los preparan, los trabajan... estamos muy contentos con la iniciativa porque todo lo que se haga por la lectura está bien hecho", precisa.
La bibliotecaria de la Menéndez Pelayo, Manuela Busto, también defiende el éxito de este programa, que plantea una lectura comunitaria al mes. La de ayer tuvo una temática navideña y la de enero se centrará en la paz aprovechando la celebración del Día escolar de la no violencia y la paz (DENIP). En enero también habrá sorpresas para los alumnos que ejercen de padrinos, pues recibirán la visita del escritor Alberto Calvín y la ilustradora Florencia Cornille. "Será su regalo de lectura", anuncia Busto.
Durante un rato, el colegio La Paloma se transformó ayer en un gran cuentacuentos, con niños leyendo y escuchando por todas las estancias del centro. Los mayores, con la responsabilidad de enseñar y los pequeños, con el objetivo de aprender y disfrutar de lo leído. A juzgar por lo que dice Mateo Piccardo, de 3 años, la iniciativa funciona: "Me gustan los libros, son guais, y me encantan tanto que no los dejo de leer".
