-¿Cómo les han afectado los recortes en Educación?
-Aquí no los notamos. Quiero ser sincero. Eso sí, tenemos otros problemas. Se cuentan los desplazamientos por la orografía. Es decir, que se reduce el tiempo directo de docencia de algunos profesores que tienen que acudir a distintos colegios y moverse de uno a otro.
-¿Qué echa de menos?
-En los libros de texto nadie piensa en la zona rural. Se piensa en un centro de urbe. Además, hay actividades que no funcionan. Un Ayuntamiento, por ejemplo, no se puede entrometer. Hay conceptos que tienen que trabajarse más allá de un acto. No vale ir por ir, ver una película de violencia de género o hacer un solo desayuno saludable sin contar con los padres de los alumnos. Luego, en los informes Pisa se valoran las Matemáticas, no la educación vial.
-¿Las familias están implicadas en la educación de sus hijos?
-Cada vez más, sobre todo en los primeros cursos. La sensibilidad de las familias y la colaboración es cada vez mayor. En los centros los profesores tienden a quejarse, pero yo, por mi experiencia, creo que hemos avanzado mucho.
-¿Qué la parecen los cambios de planes de estudios?
-Horribles. El ministro de turno parece que quiere dejar su impronta creando nuevas leyes. Pero muchas de ellas solo deben ser modificadas, no sustituidas. A veces se cambia la ley sin hacer un análisis. Es básico hacerse una pregunta, "¿en qué fallamos?". Además, si a los profesores nos cuesta analizar algunos cambios, imagine a las familias o a los alumnos.
-¿Debemos copiar de los sistemas educativos del norte de Europa?
-Son muy diferentes. Los profesores de Finlandia tienen los mejores expedientes de Bachillerato. Además, los profesionales están evaluados por la comunidad y son respetados por ella.
-¿Se ha perdido el respeto por los profesores?
-Se han perdido las formalidades, y la formalidad, recordemos, es seriedad.
