Carmen Martínez Pérez, "Carminina", se fue en un día soleado, como esos que le gustaban para celebrar el Festival de la Vaqueirada en Aristébano, una braña entre Tineo y Valdés. Murió en la madrugada de ayer en el Hospital de Jarrio (Coaña), tras no superar los achaques propios de una edad avanzada, pero imposible de concretar, pues los años que tenía eran su secreto mejor guardado. Coqueta y celosa de su edad hasta al final, su esquela no los desveló. Cosas, dicen sus allegados con cariño, de divas.

La luarquesa siempre fue muy conocida por su implicación en los movimientos sociales y culturales. Recogió el testigo de la folclórica Rogelia Gayo en el festival vaqueiro, que contribuyó a impulsar, y cada último domingo de julio, puntual y vestida de vaqueira como manda la tradición, acudía a Aristébano a recitar copla vaqueira. "Carminina" era también conocida por ser "muy amiga de sus amigos" y una mujer fiel a su Luarca natal.

Hija del comerciante Antonio Martínez Álvarez-Cascos y de Teresa Pérez, fue maestra en la escuela de Busto y en el Instituto Carmen y Severo Ochoa. Estuvo vinculada al festival vaqueiro desde la primera edición que fundó el exalcalde de Luarca, Ramón Muñoz, en 1959. Dirigió en Aristébano los primeros grupos de baile de la Sección Femenina. Años después fue presidenta del encuentro, tras pasar por el cargo Ramón Muñoz, Ramiro Ron y Luis María Fernández Canteli.

Cuando "Carminina" acudió el pasado 27 de febrero a recoger el premio "Verdes Valles Mineros Asturianos" de la Fundación Marino Gutiérrez Suárez de Langreo vistió sus mejores galas en lo que sería su última aparición pública. La valdesana se fue conociendo los problemas que hay este año para celebrar la boda vaqueira de Aristébano (las tres parejas que se interesaron finalmente desistieron), pero aún así, lo tenía claro: decía que merecía la pena seguir adelante y que siempre "habría alternativa".

Una prueba de su "gran voluntad" fue lo que se vivió en la braña hace ya muchos años. "Carminina" cayó del caballo durante el desfile y sufrió un esguince en un pie. No lo dijo. Aguantó el dolor hasta que la celebración llegó a su fin. Sólo cuando se estaba poniendo el sol pidió ayuda. Su tesón será recordado por aquellos que estuvieron cerca de ella. Era soltera, pero "madre" y "abuela" de muchos de los integrantes del Consejo Rector de la Vaqueirada. Era una mujer capaz de reñir a todos, pero también la pieza "indispensable" para poner al grupo de acuerdo.