El Ayuntamiento de Navia ha instado a un propietario de una explotación ganadera de Villapedre a presentar un proyecto para regularizar la ampliación de su estabulación de 24 cabezas a 156, debido a las quejas y denuncias presentadas por los habitantes de las viviendas colindantes. Estos vecinos han denunciado la suciedad en las carreteras y los malos olores, extremos que han sido recogidos por el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil en una denuncia, y que han sido remitidos al Consistorio y al Principado.

El Seprona constató, en una visita a la zona a principios de abril, la presencia de "silo y estiércol" en un camino público asfaltado, así como un silo destapado en una finca colindante a una vivienda. Este cuerpo señala, no obstante, la "total disposición con la labor inspectora" de la propiedad de la ganadería, así como "su intención en lo sucesivo a ceñirse a la normativa que le sea exigida por las administraciones".

Por su parte, la persona denunciante, perteneciente a la casa "Pedrosa", explica que se trata de un lugar reseñable del pueblo, al ser la antigua escuela, y que las malas condiciones del entorno han provocado que varios inquilinos hayan dejado la vivienda. "Si realizase una actividad ordenada, aseada y como debe ser, no habría ningún tipo de problema. Lo que sucede que no es así, y genera unas molestias que se hacen insoportables", apunta, sin querer dar su nombre.

Afirma, al mismo tiempo, que los vecinos ya no pasan por este punto debido a su suciedad, y que se ha planteado la posibilidad de recoger firmas dada la cantidad de gente afectada. "No se trata de atentar contra la explotación, sino de que se mejoren las condiciones. Somos conscientes de que se trata de una zona ganadera, y hay muchos que trabajan sin crear ningún tipo de problema", asevera.

Por su parte, el ganadero afectado por la denuncia vecinal, que prefiere no revelar su identidad, señala que desde que recibió la visita de las fuerzas de seguridad intenta mantener el entorno en buenas condiciones, siempre dentro de los márgenes que su actividad le permite. Sostiene que acata la normativa y que ya ha realizado cambios para reducir el impacto hacia las viviendas del entorno.

Lamenta, además, que no haya habido diálogo entre las partes antes de la denuncia, y critica la actuación de las autoridades, "que van siempre a por los pequeños sin tener en cuenta los actos de grandes empresas". Asegura que en su familia ha habido tres generaciones de ganaderos "y ningún problema hasta ahora". "Los que compran casas o fincas en la zona ya saben que hay vacas y que se debe convivir con ellas", añade.