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La zona rural recorta distancias

Luarca reúne a 130 usuarios de talleres para mantener la calidad de vida de los mayores, con el fin de compartir experiencias

Por la izquierda, las ponentes Trinidad Suárez, Teresa Díaz, Elena Arias y Visita García. A. M. SERRANO

La zona rural asturiana necesita cada año más atenciones. La falta de inversiones en el mantenimiento de las comunicaciones por carretera y la ausencia en los pueblos de especialistas y familiares que deseen pasar el tiempo con sus mayores hace que los últimos necesiten más apoyo de la administración para tener calidad de vida.

En el Occidente intentan paliar esta situación. El programa Rompiendo Distancias, financiado por el Principado, se ha adaptado a zonas y pueblos de la comarca y busca precisamente romper con esas barreras y hacer que los servicios básicos no desaparezcan.

Trinidad Suárez dirige uno de los grupos. Ayer fue la encargada de ofrecer una pequeña ponencia sobre su trabajo en el primer encuentro que reunió a grupos de personas que participan en los talleres de "Rompiendo distancias" de Valdés, la zona Alta de la Cuenca del Navia y la comarca Oscos-Eo. "Intentamos que las personas de la zona rural envejezcan de forma activa, que pueden participar en actividades didácticas y que mejoren su vida social", explica Suárez.

Para ello, a lo largo del año se ponen en marcha distintos talleres. Algunos están dedicados al ocio y a la sociabilización (como el de teatro de Arcallana, en Valdés) y otros hacen posible que sigan cubiertas las que se consideran necesidades básicas. En la zona Oscos-Eo se han organizado para que el hospital comarcal de Jarrio cite a los pacientes de esta zona los miércoles. El programa "Rompiendo distancias" garantiza un servicios de autobús ese día. Por lo demás, hay otros talleres más adaptados a cada entorno y que tienen mucho que ver con la historia de pueblos o municipios.

Teresa Díaz disfruta de las jornadas que se organizan en Castropol para poder conocer a los literatos con obra publicada de la comarca. "Me gusta leer y a través de estos encuentros me divierte más hacerlo", dijo ayer ante las 130 personas congregadas en el salón de actos del Conservatorio de Música del Occidente, en Luarca. Su compañera Elena Arias disfruta de la biblioteca móvil que se ha puesto en marcha gracias a la tutoría de Trinidad Suárez. Cada mes, una furgoneta con libros visita su casa ofreciéndole la posibilidad de continuar disfrutando de la lectura sin tener que comprar libros o atenerse a los horarios de la biblioteca pública de San Tirso, que sólo está operativa por las tardes. "Sin este servicio tal vez no podría hacer una de las cosas que más me gusta, leer", dijo ayer durante su breve exposición. Visita García es otra de las usuarios de los talleres de "Rompiendo distancias". Ella participó en el desarrollo de un huerto que involucró a mayores y niños de Taramundi. El proyecto quería evitar que se pierda el conocimiento sobre el campo que tienen las personas de más edad de la zona, aunque Visita García le dio un poco la vuelta al objetivo. "Es increíble lo que podemos aprender de los niños", indicó ayer. La jornada, en la que se disfrutó de una comida y música, sirvió para hacer un intercambio de experiencias.

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