"Defendemos lo que es nuestro, y que no nos lo quite nadie por mucho poder que tengan las empresas mineras", advirtió entre aplausos la presidenta de la asociación de vecinos del Valle de Paredes, Silvia Fernández, en el pistoletazo de salida del Descenso Ecológico del río Esva. La fiesta nació hace veintiún años como símbolo de la lucha del pueblo contra un proyecto minero que amenazaba este valle valdesano, que hoy vuelve a estar en jaque por un nuevo plan minero que se tramita para la zona. De ahí que los vecinos insistan en que su lucha está más viva que nunca.

Fernández incidió en el carácter reivindicativo del descenso, que combina la fiesta con la limpieza y preservación del río y el entorno. La presidenta del colectivo explicó que, como hicieron en 1991 para parar el plan de Porcelanosa para abrir una mina de feldespato, lucharán con uñas y dientes contra el intento de Kinbauri de explotar los minerales de la zona.

La presidenta de la asociación aprovechó la presencia del Alcalde de Valdés, Simón Guardado, para pedir públicamente el apoyo del Consistorio para frenar "tal suceso catastrófico". El regidor cogió el guante al afirmar que "el Ayuntamiento siempre ha estado defendiendo el valle y va a seguir haciéndolo, comprometiéndose con su lucha". Además, Guardado destacó que los pueblos "son fuertes cuando luchan por lo que es suyo y defienden de manera integral su paisaje".

También el pregonero de esta edición, el meteorólogo gijonés David Arango, destacó la unión del vecindario para frenar una mina que iba contra sus intereses: "Se plantó cara a Porcelanosa y ahora a Kinbauri. La guerra no ha acabado pero no veo ninguna mina, así que vais ganando. Tenéis un mérito tremendo", animó el hombre del tiempo de TPA. Arango, que bajó en canoa hasta San Pedro de Paredes, descartó que la lluvia fuese a estropear este fin de semana festivo: "Mañana -por hoy- llueve un poco, pero a última hora de la tarde".

La fiesta contó con algo menos de afluencia de gente que en ediciones anteriores al coincidir con otras celebraciones de la zona. Con todo, un total de 120 embarcaciones se sumaron a la aventura y aportaron su granito de arena en la limpieza del Esva. "El río quedó limpio", precisó Silvia Fernández a primera hora de la tarde. Entre los residuos extraídos sobresalen los plásticos y hasta una sartén.

La mayor parte de los asistentes realizaron el trayecto de unos 5 kilómetros en canoa, como el pequeño Alberto Gamonal, que a sus 8 años ya es todo un veterano del descenso, que ayer realizó por cuarta vez consecutiva junto a su padre José Alberto. Se echó de menos a la mítica embarcación "El Bribón de Paredes", que ayer faltó a su cita con el Esva.