La cordillera Cantábrica cuenta actualmente con unos 250 osos pardos, una población que crece de forma sostenida. Esta circunstancia plantea a los habitantes de las zonas rurales el reto de alcanzar una buena coexistencia, un equilibrio entre las necesidades de los plantígrados y las actividades económicas de los humanos.

De esta premisa partió ayer el encuentro organizado en Cangas del Narcea por la Fundación Oso Pardo (FOP) con motivo del premio "Natura 2000" que la Comisión Europea entregó a la Fundación el pasado mes de mayo en la categoría de "conciliación de intereses". Al encuentro asistieron representantes de la Comisión Europea, la consejera de Desarrollo Rural, María Jesús Álvarez, portavoces municipales y sectores representativos de la sociedad rural, con el objetivo de dar a conocer las distintas percepciones de las personas implicadas en la conservación del oso y de aquellas que comparten territorio con el plantígrado.

El presidente de la Fundación Oso Pardo, Guillermo Palomero, celebró el crecimiento que está experimentando la población de osos y que tenga lugar en un escenario de "paz social". Para ello asegura que ha sido esencial llegar a buenos acuerdos con todos los actores principales del medio rural donde viven los osos. Ahora, el crecimiento de la población plantea nuevos retos que, según Palomero, deben afrontarse previniendo los daños que el animal pueda producir, especialmente a colmenares, y pagando los que se produzcan lo más rápido posible. También pide una regulación del avistamiento de osos para que no genere problemas a la especie. Unos retos que, según Palomero , "no son difíciles de solventar".

Pía Buccela, responsable del directorado B de Capital Natural de la Dirección General de Medio Ambiente en la Comisión Europea, defendió la importancia de conservar las especies para garantizar la calidad de vida de las personas. No obstante, remarcó la importancia de "no imponer los aspectos de conservación desde arriba, sino buscando permanentemente el diálogo y el acuerdo con los colectivos". Buccela, quien considera que Asturias es un ejemplo de convivencia entre el oso y las actividades humanas, recordó que la Comisión Europea ha repartido en los últimos años ocho millones de euros en proyectos europeos Life para la conservación del oso y ha creado una nueva plataforma para abordar la convivencia entre el animal y las poblaciones rurales denominada "Iniciativa de los grandes carnívoros de Europa".

Por su parte, la consejera María Jesús Álvarez anunció que la pretensión de su área es "potenciar los recursos naturales para que sirvan como desarrollo" y conseguir así que la recuperación del oso "sea un elemento valorado positivamente por las comunidades locales".

Entre los diferentes sectores representados en el debate se pidió celeridad a la hora de pagar los daños provocados por el oso, así como un criterio claro para su valoración, en el caso de los apicultores y ganaderos. El sector del turismo busca más formación a través de un manual de buenas prácticas para conseguir beneficios del oso y no afectar a su conservación, así como una ordenación de permisos.