La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Suroccidente

La familia Barrero, esperanzada tras esclarecerse el crimen de Algete, de 1997

"Si el caso se resolvió, por qué no el de nuestra hija", dice el padre de Sheila, de cuyo asesinato en Cerredo se cumplen en enero 12 años

Julia Fernández, con un retrato de Sheila; al lado, Elías Barrero. D. ÁLVAREZ

"Cuando pasa una cosa de estas siempre te da esperanza, coges algo más de ánimo y piensas que si este caso se resolvió, por qué va a quedar el nuestro sin esclarecer". Así piensa el padre de Sheila Barrero, Elías Barrero, después de conocerse a principios de este mes la detención del presunto asesino de la joven Eva Blanco, de Algete (Madrid), cuyo crimen sucedió hace 18 años, en 1997. El asesinato de Sheila es un caso más sin resolver. El próximo 25 de enero se cumplirán doce años de su muerte, provocada por un disparo en la cabeza en el área recreativa de La Collada, en el puerto de Cerredo, sin que el asesino haya sido encontrado y con la investigación archivada provisionalmente desde 2008 por falta de pruebas hacía el único imputado, un joven de Villablino.

Los padres de Sheila se niegan a perder la esperanza y se aferran a que "el día menos pensado nos llamen y nos digan que está resuelto, eso es lo que estamos esperando", cuenta Elías Barrero junto a su esposa, Julia Fernández, en su domicilio de Degaña, donde reciben a LA NUEVA ESPAÑA. Más aún cuando ven que casos como el de Sheila se están esclareciendo muchos años después. La familia cuenta además con los ánimos de los investigadores que "siguen asegurándonos que no va a quedar sin resolver".

Pero para que esa llamada llegue es necesario que se reabra el caso. La familia Barrero está convencida de que los avances tecnológicos existentes a día de hoy pueden ser la clave de la resolución del asesinato. De hecho, su padre lamenta que "a estas alturas y en la época en la que estamos, con los adelantos que tenemos, un caso así esté sin esclarecer, estoy seguro de que las nuevas tecnologías pueden ayudar a sacar algo más de la pruebas guardadas".

Ésta fue precisamente una de las reivindicaciones que la familia de Sheila realizó en el último aniversario de la muerte de la joven. En una carta que dirigieron a todas las instituciones políticas y judiciales, incluso al Rey, manifiestan que "la existencia de nuevos métodos de análisis de evidencias podrían permitir la resolución definitiva del caso" e instan a los receptores de la misiva a implicarse para que se permita su utilización para analizar de nuevo las pruebas existentes del caso.

Y es que los padres de Sheila confiesan sentirse desamparados por la justicia. "Lo que no puede ser es que en 10 años haya siete jueces diferentes en el juzgado de Cangas del Narcea y que los casos queden tapados en las carpetas; algún juez habrá que sea un poco humano y haga lo que se debe hacer", reclama Barrero. Su mujer, Julia Fernández, reconoce que no están de acuerdo con el sobreseimiento del caso: "Si las pruebas no eran suficientes que siguiesen investigando porque al juzgado nadie va a llevarlas nuevas".

La impotencia de no poder hacer nada para que la investigación avance ha hecho que los padres de Sheila se hayan llegado a plantear iniciar una huelga de hambre ante las puertas de los juzgados en Oviedo y Cangas del Narcea, una idea que han apartado por el momento después de que familiares y amigos les hayan convencido de no hacerlo y de esperar un poco más. "Sigues esperando y cuando te das cuenta ya pasó otro año más sin saber nada. A mí me queda poco y ya me da igual cuando. Estar delante del juzgado de Cangas, por lo menos serviría para que a los jueces que estuvieron allí les quede el remordimiento", subraya Elías Barrero. La familia recuerda que la resolución de su caso no es sólo bueno para ellos, "también lo es para toda la gente de la zona, porque tenemos un asesino o asesinos sueltos que lo van a poder volver hacer, porque el que mata una vez tiene una sangre diferente, de asesino".

En la casa de los padres de Sheila el tiempo se ha detenido. En el salón se pueden ver fotos familiares, de distintas celebraciones, y entre ellas continúa muy presente la imagen de Sheila, que ocupa varios cuadros de la estancia. "Para nosotros es como si hubiera sido ayer, pasan los días muy rápido, pero en ese sentido no avanzan, tenemos que pensar para saber los años que han transcurrido ya", lamenta la madre, cuyo único deseo a estas alturas "es que se cierre el caso para poder sentarnos a llorar por la nena nada más".

Compartir el artículo

stats