El Plan de experimentación y desarrollo tecnológico sobre el cultivo de la vid, que desde 2003 desarrolla el Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (Serida), ha conseguido obtener clones certificados de las variedades de vid asturianas, uno de los objetivos iniciales del proyecto de investigación y una de las necesidades más acuciantes del sector.

Además, se realizó un estudio del efecto de hasta cinco portainjertos para las variedades autóctonas acogidas a la Denominación de Origen Protegida de Cangas (albarín tinto, albarín blanco, carrasquín, verdejo tinto y mencía) y de los diferentes tipos de poda y marcos de plantación adecuados para obtener la máxima calidad en el crecimiento y la producción de cada tipo de planta.

María Dolores Loureiro, investigadora del área de Tecnología de los Alimentos del Serida, fue la encargada de trasladar los resultados de la investigación a los representantes del sector vitivinícola en Cangas del Narcea. Loureiro destacó la importancia de contar con una planta certificada "porque indica que la planta que va a comprar el viticultor está identificada varietalmente y se garantiza que, según establece la legislación, está libre de determinados virus que producen el retraso en la maduración, menor producción e incluso llegan a causar la muerte prematura de la planta", explicó. Con este estudio, el viticultor también tiene a su disposición unas fichas de cada clon donde se especifican los valores que tiene la planta en cuanto a producción, calidad en uva, en mosto, en vino y en cata. Así, el agricultor cuenta con una guía para decidirse por una planta u otra en función de lo que le interese obtener.

Otro beneficio de los clones certificados es que al plantar un mismo clon en una finca "la maduración va a ser más homogénea, facilitando que la vendimia se produzca en el momento óptimo para lograr un vino de más calidad", comentó Loureiro.

Aparte de la selección clonal, el proyecto se centró en los portainjertos y los tipos de poda. Los portainjertos influyen en la fenología y en los parámetros productivos, por eso su elección es muy importante para conseguir una buena calidad de uva.

Una característica de la vendimia en Asturias es que muchas variedades se recogen a mediados de octubre, algo peligroso por la amenaza de lluvia, que puede pudrid la uva; por eso, "lo que interesa en cuanto a portainjertos es uno que adelante la maduración para que no haya tanto riesgo de podredumbre de uva y se pueda vendimiar en el punto óptimo", añadió la ponente. De este modo, con los resultados obtenidos en el estudio, los viticultores pueden decidir sobre qué portainjertos injertar en función de sus variedades con el fin de adelantar la maduración o tener más producción.

Asimismo, con la aplicación de los diferentes tipos de poda se puede favorecer el crecimiento de la planta. "En general, la poda guyot adelanta la brotación y generalmente está recomendada para las variedades tintas por un pequeño adelanto de la maduración, una menor acidez y mayor producción, mientras que el albarín tinto se podría podar sin problema en cordón porque tiene muy buena producción y la calidad de la uva no se resiente", relató.

El presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida Cangas, Juan Manuel Redondo, espera que las conclusiones de la investigación "sirvan para obtener una planta de calidad que nos hará falta para las nuevas plantaciones".

El estudio comenzó en 2003 en tres parcelas experimentales situadas en Cangas del Narcea y el próximo año los viticultores podrán contar con los primeros clones de las distintas variedades de vid asturiana, lo que, sumado a las conclusiones que arroja el Plan de Experimentación, tiene la finalidad última de mejorar el rendimiento y la calidad de las cosechas de los viñedos acogidos a la Denominación de Origen Protegida Cangas.