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Truchas que integran en Vega de Pope

"Fuentes del Narcea" libera 4.000 alevines con la ayuda de los usuarios del centro de apoyo de Penlés "Es una actividad que viene bien", celebra la educadora

Truchas que integran en Vega de Pope

Preparados con botas de agua y con mucha ilusión llegaron a Vega de Pope los usuarios del centro de apoyo a la integración (CAI) de Penlés para participar en la suelta de alevines de trucha de la asociación de pescadores "Fuentes del Narcea".

Antes de realizar la suelta, los usuarios del centro tuvieron la oportunidad de ver el molino de agua que continúa en funcionamiento en el pueblo y en cuya presa se depositaron las crías de trucha. Tras la excursión, se pusieron manos a la obra y se adentraron en la finca del molino para llegar hasta la presa. Allí, los socios de "Fuentes del Narcea" les fueron acercando cubos con agua donde nadaban tranquilamente los alevines de apenas un mes de vida que los ocho usuarios del CAI se encargaron de depositar en el agua de la presa.

Para la mayoría no fue una experiencia nueva, de hecho el proyecto se lleva desarrollando junto al CAI de Penlés desde hace cuatro años, por ello todos tenían claro que se debía hacer. "Tenemos que agacharnos con el cubo y acercarlo al agua para ir echando poco a poco los alevines, nunca del tirón", explicó José Manuel Alonso. De este modo, con la ayuda de los pescadores, los usuarios soltaron en el río Narcea, en la presa del molino de Vega de Pope, unos 4.000 alevines.

El presidente de la asociación de pescadores, Román Herrero, explica que la suelta se ha realizado en un entorno ideal "porque la presa siempre fue un buen refugio para las truchas, aquí están salvaguardadas de cualquier depredador y de riadas". En esta ocasión, los alevines soltados tienen tan solo un mes, ya que con los destrozos sufridos en el centro ictiogénico de Villajur en enero los pescadores no pueden criar los alevines. En una semana se prevé que comiencen a comer por su instinto natural y "sobrevivirán las más fuertes", comenta Herrero.

No obstante, hasta que no pasen unos meses no se podrán ver las truchas y será dentro de un año "cuando el río tenga su recompensa". El proceso que se desarrollará a partir de ahora es que las truchas comerán en su sitio en el que permanecerán aletargadas hasta que se sientan fuertes. Entonces comenzarán a salir en busca de comida. En ese momento, muchas se dejarán llevar por la corriente, por no sentirse a gusto, el resto esperarán hasta verano para nadar presa arriba en busca de su sitio. Además, en la presa "siempre habrá una cantidad de truchas, un grupo que se adaptará y que va a tener aquí su refugio".

Para las personas con discapacidad que participan en el proyecto asistir a todo el proceso es una fuente de motivación. "Es una actividad que los saca de su rutina y les viene bien porque además de ayudar a repoblar los ríos, es una forma de integración social, de colaboración y de conocimiento de la trucha", apunta Susana Llanos, educadora del centro. El proyecto se lleva a cabo con la colaboración de la Fundación EDP y bajo la supervisión de la Consejería de Desarrollo Rural, ya que forma parte del calendario de repoblaciones de la misma.

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