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Riomolín prohíbe el acceso a sus montes para ver osos para reivindicar mejoras

Los vecinos reclaman que la Administración arregle la pista de acceso, en mal estado desde hace años, y que regule el turismo en la zona

El mal estado de un tramo de la pista que lleva a Riomolín. D. ÁLVAREZ

"Prohibido el paso, monte privado" es el cartel que recibe ahora a los turistas que deciden acercarse a Riomolín para disfrutar de sus montes, integrados dentro del Parque Natural de Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, y que constituyen un lugar privilegiado para el avistamiento de fauna salvaje, especialmente del oso.

Hasta tres avisos han colocado los vecinos de la localidad canguesa en el inicio de los caminos que parten del pueblo hacia los montes, de titularidad particular. Además, desde hace dos semanas, los propios habitantes informan a todos los visitantes de la imposibilidad de acceder a ellos. La razón que dan para prohibir el paso es la falta de contraprestación, en forma de mejoras para el pueblo, que reciben por dejar utilizar sus terrenos para un uso turístico.

La gota que colmó el vaso y que hizo que los vecinos tomasen la drástica decisión es el visible empeoramiento de la pista de acceso a la localidad, que cuenta con tres kilómetros en los que prácticamente ha desaparecido la capa de rodadura y que en muchos lugares presenta pronunciados baches.

"Nos obligaron a llegar a esta situación", enfatiza Manuel Antón Caballero, que recuerda cómo en los últimos años han ido al Ayuntamiento para solicitar el arreglo de la pista sin ninguna solución. "Hemos ido a pedir el arreglo cuando estaba IU en la alcaldía, con el PP y ahora con el PSOE, y siempre se ha dado la misma situación, hemos tenido buenas palabras y mucho interés pero sin ninguna solución para nuestra demanda", explica. En Riomolín creen que desde la Administración tanto regional como municipal no se valora la aportación que suponen sus montes para la economía local. "Este es un importante reclamo turístico del concejo, cada vez viene más gente buscando la tranquilidad y poder ver el oso, pero nos cansamos de dar a cambio de nada", apuntan.

Aunque están decididos a llegar hasta las últimas consecuencias con la decisión tomada, los vecinos confiesan que les resulta desagradable tener que echar a los visitantes. "Hasta ahora dejamos a todo el mundo entrar, a pesar de los inconvenientes que muchas veces nos suponía. Los vemos que vienen con mucha ilusión y ganas de disfrutar de la zona, pero tenemos que defender nuestros intereses y hay muchos que lo entienden y nos apoyan", relatan.

Además del arreglo de la pista, los vecinos también creen que es el momento de que se regule el avistamiento y el acceso a los montes. En épocas altas de turismo han llegado a tener el pueblo lleno de coches, lo que les impede acceder a sus garajes y movilizar maquinaria y el ganado, además de encontrarse con cierres de fincas abiertos. Inconvenientes a los que consideran que también es hora de dar una solución para que la actividad turística no entorpezca la vida del pueblo.

El hartazgo de los vecinos ante la falta de actuaciones en el pueblo llega hasta tal punto que desde hace unos años son ellos mismos los que se organizan para realizar el bacheado de la pista periódicamente. El próximo mes tienen pensado realizar el bacheado "para evitar al menos tener que ir esquivando los agujeros por toda la carretera".

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