Tras la tormenta, llegó la calma. Los vecinos del Suroccidente se reponen de la fuerte granizada que cayó la tarde del miércoles de forma sorpresiva. Las piedras de hielo, algunas como pelotas de golf, cayeron sin piedad en huertas, prados y provocaron destrozos en edificios y vehículos. No hubo que lamentar daños personales, pero sí materiales. Por este motivo, Cangas del Narcea, Tineo y Allande estudian pedir ser declarados "zona catastrófica".