El rechazo de buena parte del sector pesquero de Valdés ha echado para atrás a los promotores de la planta de cría de mejillones que se pretendía instalar en la zona del cabo Busto. La decisión, que llega antes de conocerse el resultado de la evaluación de impacto ambiental, ha sido bien acogida por quienes se opusieron a su instalación, y se ve como una oportunidad perdida por quienes apostaban por ella. El alcalde, Simón Guardado, lamenta que no se cumplan los plazos antes de poner el "no" encima de la mesa, y teme cierto "efecto rechazo" para otros proyectos empresariales en el concejo.

Pablo Álvarez, uno de los promotores del polígono de cría, apuntó ayer que la alternativa de la costa valdesana "está descartada al cien por cien". "No vamos a ir en contra de los pescadores, no hemos encontrado los apoyos necesarios para tirar hacia delante y no queremos crear problemas", aseguró. Esto no significa que el proyecto se frene, sino que se buscan otras opciones, dentro de Asturias (podría ser Lastres) y también fuera. "Si sale bien, en el futuro se podría volver a plantear en Luarca, presentando resultados", consideró Álvarez.

Para Manuel Iglesias, patrón mayor de la cofradía luarquesa, la marcha de la planta es una mala noticia, provocada por "la necedad de ciertos pescadores". "Viendo como está la cosa en la mar sería una salida importante para el sector pesquero, una vía para salir de la crisis del sector", lamentó.

Más alegría se encontraba entre quienes se opusieron frontalmente a la iniciativa, al considerar que con ella se privatizaba un bien común como es la mar. Todas las cofradías de Asturias se unieron en contra del proyecto. Dimas García, presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores, señaló que la decisión de los empresarios de abandonar Luarca "es la más acertada, no se puede ir en contra de los pescadores". Sobre la posible alternativa, la instalación en Lastres, García dejó claro que "a a distancia que se pretende colocar, a 1,5 kilómetros de la costa, seguirá afectando a los pescadores asturianos, por lo que seguiremos en contra. No queremos que se hagan experimentos en nuestra costa. Si da resultado en otros lugares, y vemos que no perjudica, dentro de unos años las cofradías lo podríamos poner", explicó Dimas García.

Ángel Garrandés, pescador luarqués y portavoz del sector crítico, valoró de forma positiva la decisión, que ha supuesto "ganar la batalla a la especulación, a la acuicultura industrial irresponsable". Además, sembró dudas sobre el momento elegido, antes de las elecciones, y sin haberse hecho público el informe de impacto ambiental. "Hay alguna razón oscura", afirmó.

Por su parte, el alcalde valdesano, Simón Guardado, lamentó que "no se haya dejado seguir el procedimiento hasta donde habría tenido que llegar", y consideró que "el rechazo que se plantea no es justo, no deja llegar a crearse una postura clara". Además, Guardado expresó su temor a que este tipo de situaciones alejen las futuras inversiones del concejo, por un efecto rechazo, "si los empresarios ven que no hay posibilidad porque existe un 'no' permanente a toda nueva iniciativa que se plantea".