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La voluntad hace arte en La Caridad

La sala de As Quintas ha logrado en siete años hacerse un hueco en el panorama regional gracias al impulso de un colectivo local

Parte de los integrantes de la asociación. De arriba abajo y de izquierda a derecha, Ángel Juan Pérez, Perfecto Díaz, Aurora Bermúdez, Eduardo Alonso, Tere Suárez, Matilde Díaz, José Antonio González, Herminio Álvarez,Ton Sánchez, José Luis Rodríguez, Gloria González y Pipo Martínez. En el centro, agachado, Manuel Díaz. TANIA CASCUDO

Sin hacer ruido, pero con una exquisita gestión y dirección, la sala de exposiciones As Quintas, de La Caridad, ha logrado hacerse un hueco en el panorama cultural asturiano y sorprender al puñado de creadores que, en sus siete años de andadura, han mostrado su obra en esta esquina del occidente asturiano. Detrás del espacio está la asociación cultural "Amigos de As Quintas", un grupo de 18 personas llenas de entusiasmo y ganas de convertir al concejo de El Franco en un referente en el mundo artístico.

Fue el escultor franquino Herminio Álvarez quien tuvo la idea de crear una sala expositiva de alto nivel en el complejo cultural As Quintas. Quiso recuperar una idea que años atrás promovió en el concejo la asociación Arcángel San Miguel. Tiró de sus contactos y convenció a un grupo de personas que se subieron al carro de este proyecto, que subsiste sin apenas ayudas y gracias al férreo compromiso del colectivo.

El fotógrafo Marcos Morilla fue el primero en mostrar su trabajo en As Quintas, en julio de 2009. Desde entonces han pasado por este espacio, que sorprende por su buen gusto, 33 exposiciones de primer nivel. Solo en 2015 se adentraron en la sala casi un millar de personas para visitar las cuatro exposiciones propuestas por Amigos de As Quintas. "La sala es bonita, tiene muy buen equipamiento y gusta mucho a los artistas", explican.

Todos los artistas que pasan por As Quintas coinciden en señalar las buenas condiciones del espacio, pero, sobre todo, el buen hacer del equipo que la gestiona. Su trabajo es clave, especialmente si se tiene en cuenta que cuentan con un presupuesto anual de alrededor de 6.000 euros, una cifra irrisoria si se atiende al tipo de muestras que se desarrollan. Solo el Principado y la Caja Rural aportan financiación a este proyecto cultural.

Con este panorama, sólo queda poner esfuerzo y, por eso, el colectivo asume la mayor parte de las tareas, desde el transporte de las obras -que se hace con furgonetas prestadas- hasta el montaje. "La gente lo hace con ilusión y trabajo porque el presupuesto es muy pequeño. Demostramos que se pueden hacer cosas con poco dinero, solo con ilusión y ganas de trabajar", dice Eduardo Alonso. Asegura que este modo de operar hace que el trato con el artista sea más estrecho y que se creen lazos especiales con cada uno de los creadores que han pasado por As Quintas. "Tienes un trato directo con los artistas y eso nos enriquece a todos", añade.

Sin embargo, Herminio, que lleva el peso artístico del grupo, considera que con un mayor presupuesto la sala podría dar el salto y atraer a artistas de fuera del Principado e incluso del extranjero. No habla de aumentar el número de exposiciones, pero sí el radio de acción y el tipo de muestras. "Esto es un comienzo de lo que puede ser. Con más dinero podríamos hacer algo muy importante. Ahora mismo casi nos tenemos que limitar a artistas asturianos, pero con más presupuesto podríamos ampliar el horizonte", precisa.

La mayor inversión de cada muestra es el catálogo que editan y que es lo único que "cobra" el artista invitado. "El catálogo es muy bueno, como en pocos sitios", apunta Herminio. Se distribuye de manera gratuita entre los visitantes porque para el público todo es a coste cero. No se cobra la entrada ni el catálogo: "El proyecto surgió para acercar el arte a la gente y por tanto mientras se pueda ir cubriendo no se cobrará", precisan.

El secretario del colectivo, Ángel Juan Pérez, lleva con precisión de notario todos los datos del grupo, integrado por personas diversas con edades entre los 47 y los 71 años. Dice Pérez que en estos siete años de andadura solo se han producido cinco bajas (una por fallecimiento), y se han incorporado cuatro personas. Esto les convierte en un grupo cohesionado y unido que permite que todo fluya con total normalidad. "Las cosas salen bastante bien, tenemos un rodaje y un sistema de trabajo más o menos establecido", explican.

La afición a la cultura y unos fuertes lazos de amistad les unen. Sobre todo, están orgullosos de haber creado un "faro" cultural en Occidente, que, en palabras de Pablo Armesto, el último artista invitado, ilumina toda la región. "Es un logro grande, la sala es ya un referente en Asturias. Es un proyecto único que se hace con trabajo voluntario y que además ha cubierto un vacío que había en el Occidente", explican.

Para muchos, bromean, El Franco era ese concejo que estaba a medio camino entre Tapia y Navia, pero, de la mano del arte, empieza a tener su nombre y su lugar. "La Caridad era un pueblo que no tenía nada y ahora mucha gente lo conoce por la sala, el boca a boca funciona", argumentan. Ya solo por eso, reconocen, su esfuerzo ha merecido la pena.

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