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El colegio de Muñás (Valdés) cierra tras la jubilación del director

"Mi norte fue hacer felices a los alumnos", afirma Norberto Martín, el profesor que veló por el centro en la última década

En la foto superior, el profesor recogiendo en la escuela; sobre estas líneas, Norberto Martín en el año 2000, en Muñás. A. M. S. /REPRODUCCIÓN DE A. M.

Las escuelas de Muñás acaban de cerrar sus puertas para siempre. El profesor Norberto Martín Gómez estrena jubilación y, con ella, acaba su aventura el único colegio público de Valdés que resistió como unitario a las agrupaciones de pequeñas escuelas rurales propuestas por el Principado. "Era una muerte anunciada", dice este profesor avilesino con residencia fija en Ranón (Valdés).

El pasado curso, último para esta escuela, Norberto Martín dio clase a seis alumnos de distintas edades. Desde 2005 esta cifra no ha variado mucho. Aquel año el Principado creó el Colegio Rural Agrupado (CRA) Pintor Álvaro Delgado y una dirección única para cinco pequeñas escuelas de Valdés. Se propuso a Norberto Martín como director, "pero rechacé la oferta y, por ley, no podían amortizar mi plaza en el colegio de Muñás porque la tenía en propiedad", explica. Con aquel curso empezó una batalla por la escuela rural que duró una década. Pero Norberto Martín aguantó la presión de los números y las ratios. Nunca pasó de ocho alumnos por curso. "Si no es por los padres, esto no hubiera sido posible", enfatiza. Para organizar las lecciones hacía proyectos por materias y adaptaba los ejercicios a las diferentes edades de los alumnos. "He sido feliz gracias a mis niños. Mi norte fue hacerles felices", dice. Sus exalumnos le conocen por "Nor". "Fui algo así como el 'Norabuelo'", comenta.

El profesor podía haberse jubilado en noviembre del año pasado. No lo hizo porque no quiso dejar en un aprieto a los alumnos, a la escuela ni a las familias de Muñás. "Seguí adelante con todo", dice. Y le mereció la pena. "Es un tipo de escuela diferente, más participativa. Es un servicio de proximidad", indica. "Aquí no hubo lloros. Hablábamos de todo y los alumnos aprendían, participaban, ayudaban a sus compañeros... un lujo".

Norberto Martín estudio Filosofía, pero en el camino de su vida, "por casualidad y necesidad", se cruzó la enseñanza. Dio clase en Candás, Moal y Comba. Tras ese periplo, llegó a Valdés. "Me enamoró este concejo, esta gente y, sobre todo, Muñás", dice. Al final del trayecto, asegura que ha cumplido los objetivos académicos y algo más: "Enseñé a los alumnos a decidir por sí mismos", destaca.

Ahora mira la educación desde el otro lado y dice que la cosas "no van tan bien como deberían". Desde su modesto puesto pide un pacto de Estado por la Educación y que se atiendan las necesidades de las zonas más desfavorecidas. "Los alumnos de la zona rural deben tener las mismas oportunidades que los de las zonas urbanas, y en eso debemos trabajar todos", explica. Norberto Martín siempre hizo que sus alumnos participaran en todo tipo de actividades. El colegio de Muñás no tenía muchos recursos, "pero pedí ayuda a los centros cercanos y siempre aceptaron mis alumnos y mis propuestas de buena gana", dice. "Le eché morro".

El colegio público de Trevías fue su gran aliado. Tampoco faltaron las colaboraciones con el colegio público Padre Galo de Luarca. "Mis niños han disfrutado de todo tipo de actividades escolares", dice.

En Muñás no faltaba nada gracias al interés y preocupación de Noberto Martín. Cuando él llegó a este centro, en el año 2000 (aún pertenecía al extinguido Colegio Rural Agrupado Juan Pérez Avello) había dos ordenadores sin conexión a la red para 15 alumnos. El último curso cada alumno tenía su ordenador y no faltaban la pizarra electrónica ni el cariño de los padres, "sin el que todo esto no habría sido posible".

Si tiene que pensar en una anécdota recuerda a los alumnos de más edad dispuestos a ayudar a los más pequeños: "Me decían ¡'Nor', ya acabé. Déjame ayudar al resto!". "Esto es importantísimo porque se trabajaba la solidaridad, no la competencia", señala.

En su retiro de la educación, "que no de Muñás ni de esta zona", continuará disfrutando de Valdés. Vive en Ranón y no tiene previsto desplazarse a su Avilés de nacimiento ni al Gijón de adopción. "Estoy feliz en el Occidente, aquí la gente es especial", señala. Ha hecho el inventario del colegio y estos días recoge todo el material. En el centro de Muñás se quedarán todos los recuerdos del único colegio que resistió como unitario pese al despoblamiento gracias al empeño y los desvelos de un profesor.

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