El anuncio de Orovalle, la filial asturiana de la compañía canadiense Orvana Minerals, de invertir más de 20 millones de euros para potenciar la extracción de oro, cobre y plata en el yacimiento de Belmonte de Miranda, que supondrá la contratación de 60 empleados, no cuaja entre algunos vecinos. Parte de los belmontinos temen que los puestos de trabajo no recaigan en los profesionales del concejo. "Están trayendo gente cuando los de aquí tienen que irse a buscar oportunidades de trabajo fuera, tienen que entender que el único trabajo que hay en el concejo lo da la mina, esto nos despoblará más", advierte Julio Cabal, presidente de la asociación vecinal "La Voz del Pueblo".

Una reacción que comparte parte de los vecinos como Carlos Manuel González. El belmontino recuerda que cuando se abrió la mina en los años noventa del pasado siglo, desde el Gobierno central obligaron a la compañía a contratar, al menos, un parado de cada casa. "Ahora esto no se cumple, traen gente de Andalucía y Portugal mientras que en Belmonte de Miranda hay setenta parados muriéndose de la risa", lamenta González.

El vecino estuvo trabajando hace años en la explotación minera y asegura que en el concejo hay gente parada con experiencia en el yacimiento "mientras que la mitad de los que traen no saben ni poner un tornillo". González asegura que son muchos los belmontinos que dudan de la intención de Orovalle de contratar a gente de la zona "pero no dan la cara por miedo, yo defiendo lo mío", sentencia.

Por su parte, el presidente de "La Voz del Pueblo" considera que, en aquellos casos que se requiera un profesional cualificado como ingeniero o geólogo, la compañía debería apostar por la gente del Belmonte y, en última instancia, por los vecinos de los concejos limítrofes como Salas, Tineo o Grado. "Es la única manera de luchar contra el despoblamiento porque aquí o tienes ganado o no hay nada", precisa.

El colectivo espera que Orovalle se comprometa a dar los 60 empleos a los parados de la zona.