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Las iniciativas turísticas en la comarca

Los hosteleros tapiegos, sobre la nueva norma de terrazas: "Es mucha inversión"

Turistas paseando ayer por el puerto de Tapia. TANIA CASCUDO

La Asociación de Hostelería de Tapia lamenta que el gobierno local no mantuviera reuniones previas con el colectivo de cara a consensuar la ordenanza de terrazas que anteayer recibió el visto bueno del pleno y que está llamada a cambiar radicalmente la apariencia de las que se instalan actualmente en la localidad. "No nos consultaron nada, no tuvieron ninguna reunión previa con nosotros, así que cuando se publique nos reuniremos para estudiarla", precisa la secretaria del colectivo, Elisa González.

Entre los profesionales hay división de opiniones al respecto de esta normativa, que regula desde el procedimiento de solicitud y concesión de terrazas hasta cómo deben ser los componentes del mobiliario. Los que están a favor consideran que la normativa embellecerá la villa, pues las terrazas son un reclamo turístico importante. Por contra, los detractores de la ordenanza consideran que la norma obliga a un fuerte desembolso en momentos difíciles para el sector y que además las terrazas en la zona tienen carácter estacional. Unos y otros tendrán un plazo de año y medio para remodelar sus terrazas desde que la ordenanza, que próximamente saldrá a información pública, entre en vigor.

"Me parece absurdo regular eso y más en la época en la que estamos. Si pudiéramos tener una terraza durante seis meses pues haría una inversión, pero aquí tenemos veinte días fuertes, lo que no te permite hacer un desembolso así", precisa Daniel Pérez, del gastrobar Marejada. Asegura que hay otras prioridades más urgentes en el pueblo como mejorar la apariencia de los contenedores de basura o erradicar el botellón. Coincide con él Bernabé Álvarez del Chamaye Equis: "Es una vergüenza que te obliguen a hacer una inversión tal y como están las cosas. Estamos pillados y montar una terraza cuesta mucho". Además, Álvarez apunta como handicap que las terrazas suponen "un negocio estacional" que funciona durante un corto periodo del año.

Una visión más optimista aporta Alfredo Palacios, del Nordestada, quien ve bien en términos generales la norma, especialmente la prohibición de la publicidad en los elementos de la terraza. "Me parece bien que se regule, siempre que no se vaya a una uniformidad tipo Cudillero", precisa. En todo caso, sugiere que este plan para mejorar la estética del pueblo no se limite a las terrazas: "Deberían de mirarse más cosas, como por ejemplo el color de las fachadas".

Para Guillermo Vázquez, del restaurante El Bote, la ordenanza es positiva y considera que es importante cuidar las terrazas pues "es un atractivo que da una imagen más turística al pueblo". No obstante, dice que el esfuerzo de los hosteleros debería de tener una contrapartida por parte del gobierno local, atendiendo sus peticiones y haciendo un esfuerzo en la limpieza de las calles o de los contenedores urbanos. "Hace falta que apoyen más a la hostelería, que es el principal motor del pueblo. No cuentan con nosotros para nada más que para cobrar e imponer normativa", apunta.

Desde la Casa del Mar, Balbino Ron y María Carmen Méndez ven positiva la medida por lo que supone de impulso al turismo local, y más ahora que el Principado acaba de elegir Tapia para impulsar, junto a Lastres en la zona oriental, la marca Villas Marineras. "Me parece bien la normativa, creo que quien tiene un local tiene que cuidar un poco la estética", precisa Ron, al tiempo que su mujer incide en que "si queremos que sea un pueblo turístico hay que luchar por ello, porque la naturaleza ya la tenemos, pero lo demás hay que ir mejorándolo poco a poco". Con ellos coincide otro hostelero local que prefiere no dar su nombre y que asegura que establecer criterios estéticos redundará en beneficios para todo el sector: "Una terraza guapa atrae al público".

Entre las dudas expresadas por los profesionales del sector al respecto de la nueva ordenanza está el hecho de si existirá algún tipo de compensación para aquellos propietarios que acaban de hacer una inversión en material que no cumple con la nueva normativa. También se quejan por el hecho de que la ordenanza fija la madera como elemento preferente para el mobiliario que se vaya a emplear -desde sillas y mesas a cortavientos-, cuando es un material complicado de gestionar a orillas del mar.

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